Un fantasma recorre algunas de los principales destinos turísticos españoles. El rechazo hacia el turismo masivo toma forma y se ha llegado a traducir en acciones vandálicas. Canarias permanece, por el momento, ajena a este fenómeno, aunque bajo la incertidumbre de que el cuestionamiento que sufre desde algunos sectores la principal actividad económica de las Islas pueda derivar en algún momento en episodios similares.

Los expertos -y también los representantes políticos- dudan de que la turismofobia llegue a afectar también al Archipiélago, pero consideran que hay que estar atentos a lo que sucede en otras zonas y aprovechar la ocasión para abrir un debate sobre la gestión de algunas de las externalidades negativas asociadas al turismo, sobre todo la saturación de los espacios y el alza de precios inducido por la actividad, con el consiguiente desplazamiento de la población local.

La menor estacionalidad del turismo en Canarias supone una distribución de los flujos entre todos los meses del año y evita que se produzcan los grados de congestión que sí sufren otras zonas, explica Raúl Hernández, director de la Cátedra de Turismo CajaCanarias-Ashotel-Universidad de La Laguna.

Ese es una de las características que distinguen el Archipiélago de destinos que sí están padeciendo las manifestaciones de malestar hacia el sector. Hernández apunta otra: la "especialización" del espacio y el territorio. La separación entre lo residencial y lo turístico hace menos frecuente la convivencia entre ambos y reduce la probabilidad de conflictos. Hay núcleos que escapan a esta norma, como Puerto de la Cruz o Los Cristianos, donde el turismo creció sobre pueblos preexistentes, pero "no son zonas de crecimiento claro" y, además, "tienen la experiencia de 50 años de desarrollo turístico".

Una inadecuada regulación del alquiler vacacional podría incrementar el peligro de que estos sucesos se trasladen a las Islas, aunque Hernández insiste en que la distribución a lo largo del año de la llegada de visitantes minimiza el riesgo. "El problema se da en ciudades con gran atractivo donde vive mucha gente", observa.

Eduardo Parra, también profesor de la ULL y presidente de la Asociación española de Expertos Científicos en Turismo, sí detecta "un riesgo latente" de que en Canarias se reproduzca la turismofobia. "En muchos mentideros se comenta que los beneficios del turismo no se reflejan en la calidad de vida de los ciudadanos", sostiene. Si estas percepciones no se materializan en hechos puede ser, apunta el investigador universitario, por la mayor "apatía social" que, a su juicio, demuestran los canarios.

Parra tiene claro que "demonizar" el sector turístico sería un grave error, y pide a las administraciones que se esfuercen en labores de sensibilización y que se actúe de forma contundente contra acciones "salvajes" como las que se han dado en otros puntos del país. Advierte también del perjuicio que puede causar al destino que sucesos como estos afecten a las Islas y encuentren eco en los medios de comunicación de sus principales mercados, en especial Reino Unido, algo que ya está ocurriendo con los incidentes y manifestaciones registrados en Cataluña y Baleares.

En cuanto al alquiler vacacional, al que se apunta como responsable de algunas de las distorsiones en los destinos turísticos, Parra cree necesario que la "confusión" que originan las distintas y contradictorias legislaciones autonómicas se resuelvan mediante un órgano nacional que facilite al menos unos "parámetros homogéneos".

Ambos especialistas coinciden en que la gestión pública es clave para amortiguar las externalidades del sector. "Lo que está pasando en esos lugares debe hacernos entender que el turismo necesita ser gestionado y planificado; las fuerzas del mercado pueden llevar a resultados catastróficos si no hay una regulación adecuada", advierte Raúl Hernández, para quien lo ocurrido revela el error de emplear la cifra de visitantes como " indicador básico del éxito". A juicio de Parra, "falta gestión turística en muchos aspectos: en cómo redistribuir los impuestos turísticos, en cómo integrar más a la población local en la estructura turística...".

El peligro más importante en el caso del Archipiélago, afirma el presidente de la Cátedra CajaCanarias-Ashotel-ULL, no es esa fractura entre residentes y visitantes, sino la saturación y deterioro de determinados espacios naturales, que son a su vez los principales recursos turísticos de la región: El Teide, Teno, Masca... "Llevamos un retraso importante en regular su uso; es complicado, pero hay que hacerlo", apremia.

La turismofobia llama a la puerta de Canarias. Aunque no logre traspasar el umbral, los especialistas aconsejan tomar el fenómeno como un toque de atención y no postergar más el debate sobre la "parte social" del turismo, una obligación si no se quiere "matar la gallina de los huevos de oro".

Castellano: "La sociedad es consciente de que casi todos vivimos de esto"

El nuevo consejero de Turismo del Gobierno de Canarias, Isaac Castellano, está "convencido" de que las muestras de turismofobia que se han registrado en otros destinos terminen afectando a las Islas. "La sociedad es plenamente consciente de que, directa o indirectamente, casi todos vivimos del turismo, y nadie quiere ir en contra de quienes sostienen nuestra estructura productiva", expone.

Esa importancia económica del sector -junto a la ausencia del "componente político" que tienen estas actitudes en otras zonas del país- explica, según Castellano, que el Archipiélago haya estado al margen de estos episodios. La amabilidad y el carácter hospitalario de los canarios son "el principal valor añadido que todos los operadores turísticos reconocen al destino", agrega el consejero. "Eso no es algo que pueda desaparecer de un día para otro".

Cuando se le pregunta si el alquiler vacacional supone un factor de riesgo, Castellano advierte de que el debate sobre los pros y contras de esta actividad es "complejo". "Muchas veces, la realidad supera a cualquier previsión reguladora que podamos hacer los gestores de lo público, y tenemos que acelerar el proceso de análisis y de toma de decisiones, pero siempre escuchando a las partes implicadas", indica.

A juicio del consejero, los lazos entre la población y el motor económico de la Comunidad Autónoma deben reforzarse desarrollando la implicación entre turismo y economía e intensificando su capacidad de crear empleo.