Contar con psicólogo fijo para atender en Atención Primaria es un valor añadido que podría ahorrar costes y mejorar la salud mental de la población, según avalan varios estudios y experiencias piloto tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, el actual equipo de la consejería de Sanidad no tiene pensado poner en marcha ningún proyecto para Canarias de momento.

Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, es el investigador principal del ensayo clínico PsicAP (Psicología en Atención Primaria). En él concluyó que el tratamiento psicológico es tres veces más eficaz para la ansiedad y cuatro veces más en pacientes con depresión que el tratamiento más habitual con farmacología en Atención Primaria.

En este estudio, Cano Vindel muestra cómo diseñar un puesto en este servicio para un psicólogo clínico puede ahorrar a España entre 700 y 800 millones de euros al año tan solo en psicofármacos, y unos 23.000 millones al año por cada persona con discapacidad derivada de un problema común de salud mental.

Madrid, a principios de semana, se convirtió en la última en unirse a la experiencia piloto, en la que también se encuentran Asturias y Navarra. Por su parte, Cataluña lleva años implementando visitas de psicólogos cada cierto tiempo al área de Atención Primaria. No obstante, para Canarias aún habrá que esperar. La consejería reconoció no haber oído hablar de dicho proyecto, a pesar de que Antonio Cano Vindel, durante su visita a las Islas el pasado abril, se reunió con dicha administración y vio "buena predisposición" para ponerlo en marcha. No obstante, el Colegio Oficial de Psicólogos (COP) de Santa Cruz de Tenerife informó de que están dispuestos a "sentarse a dialogar" con la consejería para ver qué posibilidades hay de llevar a cabo este programa piloto en Canarias.

El profesional adecuado para hacerse cargo de la labor en Atención Primaria es el psicólogo clínico, que actualmente se encuentra en Unidades de Salud Mental dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS). Sin embargo, su trabajo ahí es limitado, pues solo puede tratar a aquellos pacientes con patologías realmente graves, cuando la mayoría de la población padece trastornos mentales comunes, como puede ser ansiedad o depresión. Unas patologías para las que mayormente se recetan psicofármacos.

"Los médicos no suelen tener tiempo para tratar un padecimiento de este tipo", explicó Karina Tiripicchio, responsable del área de psicología clínica y la salud del COP. "Los psicólogos podríamos dedicar entre 30 y 40 minutos a escuchar al paciente", incidió. En este tiempo se puede ayudar al paciente dándole "información sobre las emociones y el estrés", informó Cano Vindel.

El problema fundamental radicaría en que, de los aproximadamente 1.800 colegiados de cada provincia, muy pocos tienen la especialidad en psicología clínica. Una vez se empezara esta experiencia piloto, habría que tomar alguna medida para reclutar suficientes trabajadores. Tanto Cano Vindel como Tiripicchio coinciden en que se deberían habilitar más plazas PIR. "Actualmente hay 30 psicólogos por cada plaza PIR en España", manifestó Tiripicchio. Por tanto, y como reclamó Cano Vindel, es indiscutible que "tendrá que haber un crecimiento de plazas PIR para que haya especialistas que puedan atender todas las necesidades de la población".

Los pioneros

Reino Unido y Estados Unidos son pioneros en esta experiencia. Estados Unidos lleva años abordando las necesidades psicosociales de los pacientes mediante la inclusión de psicólogos en un equipo multidisciplinar de Atención Primaria, mientras que, en el el sistema sanitario del Reino Unido, que trata a medio millón de pacientes con estos trastornos, al poner en marcha esta prueba, pudieron comprobar cómo "con que se cure la mitad de ellos, se recupera la inversión en atención psicológica, y el resto es ahorro", porque "quien se cura deja de gastar" porque sale de los programas sociales, no se produce la hiper frecuentación de la consulta médica y porque se evitan las pensiones anticipadas, según Cano Vindel.