La situación del sistema público de pensiones en España despierta preocupación y genera debate. La inversión de la pirámide de población -cada vez hay más ancianos y menos jóvenes- compromete el futuro de estas prestaciones y obliga a buscar soluciones. El impacto devastador de la crisis sobre el mercado de trabajo ha agudizado el problema: a la caída de ocupados afiliados a la Seguridad Social se ha sumado, con el transcurso del tiempo, un creciente volumen de parados que ya no cotizan porque han agotado sus prestaciones.

Aunque el sistema es único -los cotizantes de todo el país aportan para abonar las pensiones de todos-, la realidad es diferente en cada una de las comunidades autónomas. Canarias se sitúa aún entre las que presentan una ratio entre contribuyentes y pensionistas que le permitiría, en caso de una transferencia de las competencias a las regiones, afrontar sus obligaciones. Sin embargo, el Archipiélago no es ajeno a la tendencia general y, en los últimos nueve años, ha perdido más de 40.000 cotizantes, pese a que se pagan 70.000 pensiones más.

Como ocurre en el conjunto del país, la mayor parte de la merma de contribuyentes no proviene tanto de la reducción de la cifra de afiliados con alta laboral como de la profunda caída del número de desempleados que perciben prestaciones contributivas.

Así, en julio de 2008 había 61.128 parados en las Islas que cotizaban a la Seguridad Social para las pensiones por jubilación, invalidez permanente, muerte y supervivencia, incapacidad temporal, protección a la familia y asistencia sanitaria, según los datos facilitados por el Observatorio Canario de Empleo (Obecan). En el mismo mes de 2017, esa cifra se había recortado a casi la mitad, 31.583 personas. La reincorporación al trabajo de algunos y, también, la prolongación de la situación de paro de otros hasta el agotamiento de las prestaciones -este colectivo no deja de crecer pese a los signos de recuperación del mercado laboral- explican este desplome.

Entretanto, la progresiva mejora económica va engrosando las cifras de los ocupados que aportan a la Seguridad Social. En julio de este año eran 757.937 personas, 94.000 más que en el mismo mes de 2014 pero casi 12.000 menos que hace nueve años, cuando superaban los 769.000.

Las pensiones que cobran los canarios no han cesado de aumentar en el mismo periodo. Si a 1 de agosto de 2008 ascendían a 240.965, en la misma fecha del presente año se han elevado hasta 309.469.

A pesar del alza del número de pensiones y del descenso de los cotizantes, Canarias aún forma parte del reducido grupo de comunidades autónomas que podrían financiar los pagos con los recursos aportados por sus contribuyentes, según los cálculos del Instituto BBVA de Pensiones. Es así porque tiene una relación superior a dos contribuyentes por cada pensionista. Por debajo de esa ratio se produciría un déficit de ingresos en relación a los gastos.