El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales (NC), mostró ayer su "preocupación" por los vertidos en el mar y su contaminación, aunque subrayó que la Isla "depura el 99% de las aguas que vierte" y garantizó que el tratamiento se hace en "óptimas condiciones".

Por contra, Morales señaló que la isla de Tenerife "arroja" 57 millones de litros de "aguas negras y fecales sin tratar" al mar, lo que supone "entre un 70 y 90%, mientras que su Plan Hidrológico dice que corresponde a un 65%".

Esta situación, recalcó el dirigente nacionalista, "no se repite en Gran Canaria", que, según explicó, "tiene verificado que el 99% de las aguas que vierte al mar están tratadas según estipula la ley".

Antonio Morales hizo especial hincapié en "la generalización que se está haciendo de esta información en Canarias" y comentó al respecto que esa "percepción sobre la situación afecta a nuestras aguas y en Gran Canaria no es así".

En este sentido, destacó que "la legislación en torno a los vertidos es un problema muy grave al que no hay respuesta", y en que a su juicio se debería "remar todos juntos y ser muy exigentes".

Según desglosó, la gestión del agua en Gran Canaria corre a cargo del Consejo Insular de Aguas, "en 14 municipios de la Isla, con 101 instalaciones y 26 depuradoras", que garantiza que "todas las aguas que van al mar cumplan la normativa y que se estudia que en todo momento sea así".

La gestión de las depuradoras para el Cabildo tiene "un gasto anual de 11 millones de euros", que destina a estudios "180.000 euros, en un programa de vigilancia, control y seguimiento de vertidos al mar" y que verifica con "un plan de análisis de aguas, de 100.000 euros al año".

Tal y como desgranó, en la isla existe un volumen de agua de 22 millones de metros cúbicos, que "de agua depurada ronda los 13 millones", y que la otra mitad "se destina a regadío y agricultura".