Los menores de 18 años tutelados que viven con familias de acogida en España ascienden a 6.000 (el 14% del total) , mientras que en Inglaterra o Suecia este dato se eleva al 70%. Los expertos reclaman un sistema de incentivos y de ayudas a las familias que están dispuestas a acoger a estos menores de forma temporal.

Dos investigadores de la Universidad Oberta de Cataluña, los profesores de Educación Social Segundo Moyano y Jordi Solé, consideran que los recursos que se destinan a este sistema de acogida son insuficientes y que esto, sumado a la falta de una política de conciliación laboral y familiar, explicaría la carencia de este perfil en comparación con otros países europeos.

Según datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en España hay unos 42.000 menores a los que se aplican diversas medidas de protección porque su familia no puede cuidar de ellos. Muchos de estos niños cumplen requisitos para ser acogidos temporalmente mientras la familia biológica resuelve los problemas que le impiden ocuparse de ellos.

Pero actualmente en España solo hay poco más de 6.000 menores en acogimiento según un estudio del Observatorio de la Infancia, cifra que representa el 14% del total. En Inglaterra y en Suecia, la acogida ronda el 70% de los niños tutelados por el Estado, y en Francia y en Dinamarca, el 55% y el 46%, respectivamente; mientras que en Alemania, representa el 41%, según indican estos expertos.

Moyano reclama la necesidad de un cambio de las políticas por parte de la Administración para que pueda aumentar la cifra de familias de acogida. Considera que hay poco apoyo económico y explica que, en muchos casos, los que optan por la acogida son personas acomodadas.

"Si no dispones de una serie de recursos es difícil acoger y por eso quizás las familias con más apoyo económico y técnico estarían dispuestas a hacerlo", sostiene este educador social, que añade que esta no es única razón que explica el déficit de las familias acogedoras en España.

Atribuye el bajo número de acogimientos familiares a la falta de información que hay sobre este sistema, pues, según advierte, todavía hay mucha gente que confunde acogida con adopción. En este sentido, explica que la acogida no es un paso previo a la adopción, sino que tiene como objetivo que el niño vuelva con la familia de origen. "La familia acogedora debe tener claro que un día el niño se reintegrará en su entorno familiar", añade.

Moyano explica que en países del sur de Europa esta es una práctica menos extendida que en otros países europeos donde es un hecho habitual que una familia acoja cuatro o cinco veces a lo largo de su vida.

El también profesor de Educación Social de la UOC, Jordi Solé, esgrime otra razón para explicar por qué el acogimiento familiar de un menor no es una práctica muy extendida. A su juicio, en España no se facilita la conciliación laboral y familiar, "que hace difícil que alguien quiera acoger a un niño, por el mismo motivo que en un país con el índice de natalidad más bajo de Europa no se tiene un hijo propio".

En este sentido, recuerda que uno de los requisitos que las administraciones piden a los padres de acogida es, entre otras cosas, disponer de tiempo, no solo para atender a los niños, sino también para hacerse cargo de muchas obligaciones asociadas a la acogida como, por ejemplo, hacer los acompañamientos en las visitas con las familias biológicas o atender a los profesionales que hacen el seguimiento. "No hay medidas de apoyo social que faciliten esta tarea. Los acogimientos están mal pagados", asevera.