Un total de 30 personas que en su momento fueron adoptadas en Canarias, y que buscan sus orígenes familiares, cuentan con un programa de acompañamiento iniciado por el Gobierno regional para acompañar a quienes quieren indagar en su filiación o hermanos, si los tuviesen.

En un comunicado la Dirección General de Protección a la Infancia y Familia señala que ha puesto en marcha un programa de acompañamiento a personas que fueron adoptadas y que han solicitado acceder a su expediente, a las circunstancias que dieron lugar a su proceso de desamparo, datos de filiación o el de sus hermanos si los tuviera, o incluso a todo su procedimiento de adopción.

Ello es posible gracias a la modificación del sistema de protección a la infancia y adolescencia, aprobado por la Ley de 26/2015, de 28 de julio que contempla este derecho al cumplir la mayoría de edad o siendo aún menores acompañados de sus representantes legales.

La directora general de Protección de la Infancia y la Familia, Carmen Morales, afirma que todas las personas adoptadas tienen derecho a la información sobre su origen biológico, pero en muchas ocasiones el acceso a esos datos pueden producir o reproducir heridas tanto a la persona adoptada como a las familias biológica o adoptante.

Los adultos que fueron adoptados pueden acceder a lo que se podría denominar su relato de vida, añade Morales, que precisa que en este camino y gracias al nuevo programa, estarán acompañados por profesionales ya que en muchos casos la información que se recibe puede producir secuelas emocionales en su contenido o en la dificultad del propio proceso, en el que se ven implicadas no solo su familia biológica o sus padres o madres adoptivos.

El programa que se pone en marcha busca que el "relato de vida" produzca el menor daño posible a la persona adoptada por las situaciones vividas que provocaron su entrada en el sistema de protección, pero también, en sus dos familias ya que según los profesionales cada vez más se demuestra que la intervención y la terapia en las unidades familiares debe tratarse como un todo para, por un lado, ayudar a los adultos a entender y comprender el daño al menor y también comprender sus propios comportamientos en su relación con los hijos.

El objetivo es sanar o al menos mitigar las heridas de la persona adoptada como niño que tienen repercusión en su vida adulta desde el desarrollo sano de sus emociones en familia.

El programa incluye la búsqueda de datos y si hay voluntad el contacto entre las partes, aunque estos procesos de mediación pueden durar meses, y no siempre se garantizan los resultados, ya que se trata de procesos "complejos y con mucha carga emocional".