El cáncer de mama es la primera causa de muerte tumoral en la mujer. Durante el año pasado en Canarias, 3.128 pacientes fueron derivadas a los centros hospitalarios de referencia para continuar su estudio y se detectaron 397 casos de cáncer de mama. En 2010 la incidencia en las islas era de un 30%, una cifra que se ha reducido hasta registrarse en 1 de cada 8 mujeres, es decir, un 12,5% de ellas.

Cada año se producen 1,38 millones de nuevos casos y 458.000 muertes debido a esta patología, según informó la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer en 2008. No obstante, y gracias al diagnóstico precoz, "se ha logrado una tasa de curabilidad del 90%", remarcó Francisco Fernández Robayna, ginecólogo del Hospital Universitario de Canarias (HUC).

Las buenas perspectivas de la enfermedad se deben, asimismo, a la mejora de los métodos de diagnóstico por imagen, fundamentalmente la mamografía y las ecografías.

Según remarcó Manuel Machado, radiólogo de la Unidad de Patología Mamaria del HUC, para hacer mamografías ahora se utiliza una técnica llamada "tomosíntesis". Utilizándola se pueden obtener "varias imágenes comprimidas de la mama" que pueden dividirse en "cortes de 1 milímetro". En cuanto a la ecografía, ha habido una "mejora de los equipos de altas frecuencias" llamados artografías. Con ellas, los facultativos son capaces de visualizar las articulaciones para descartar procesos de neoformación tumoral sin necesidad de realizar biopsias.

En el Hospital Universitario de Canarias, el pasado año se realizaron más de 300 operaciones relacionadas con el cáncer de mama, lo que significa que se realizó "casi una diaria", insistió Fernández Robayna.

A pesar de ello, aún se encuentran con mujeres que acuden a revisión cuando el cáncer está muy extendido, "aunque son las menos". Por esta razón, el ginecólogo recordó la importancia del diagnóstico precoz ya que "influye mucho en su tratamiento" el estadio en el que se encuentra.

En cuanto a los factores de riesgo, "ser mujer es el principal", pero también el tabaquismo, la obesidad o el alcohol.

En esta línea, el ejercicio puede convertirse en un elemento fundamental para la superación del cáncer. Lo es en tres fases, según afirma Lidia Brea, directora del Máster Universitario en Actividad Física y Salud de la Escuela Universitaria Real Madrid de la Universidad Europea, la prevención, el tratamiento y la superación.

Concretamente, durante el tratamiento "la actividad física es fundamental porque puede disminuir los efectos secundarios de la quimio o la radioterapia", incidió Brea. Una vez superada la enfermedad, seguir realizando ejercicio diario puede servir para atajar los efectos a largo plazo, como la fatiga, y se considera "mejor que cualquier fármaco".

A nivel fisiológico, hacer ejercicio evade el crecimiento de las células tumorales, evita la resistencia de la muerte celular, interrumpe la inmortalidad de las células tumorales y mejora la circulación de las células inmunológicas.

Es fundamental que los facultativos que tratan a estos pacientes sean conscientes de los beneficios del ejercicio físico y lo recomienden ellos mismos, pues "es más fácil así orientarles luego", como afirmó Brea. Por ello invitó a cualquier persona del ámbito sanitario a realizar el máster que imparte en Madrid para que "conozcan las herramientas".

Investigan nuevas terapias sobre el factor hereditario

El Instituto de Oncología del Hospital del Vall d''Hebron (VHIO) de Barcelona ha puesto en marcha un proyecto de investigación para identificar los factores que hacen insensibles a los tratamientos estándar a mujeres con cáncer de mama hereditario, con el fin de desarrollar nuevas terapias.

El nuevo proyecto del VHIO, dotado con más de medio millón de euros y que dirige la investigadora principal del grupo de Terapéutica Experimental, la doctora Violeta Serra, se centrará en la investigación del cáncer de mama hereditario, causado principalmente por las mutaciones en los genes BRCA 1 y BRCA 2, y que afecta a mujeres jóvenes.

El trabajo de Serra, según explicó, se centrará en "investigar los biomarcadores de pronóstico que definen la capacidad de reparación de la célula tumoral" y de esta forma "identificar lo más rápido posible cuál es el tratamiento más eficaz para cada caso".

"La idea consiste en identificar en los tumores, y en cada uno de sus tipos, qué factores los vuelven menos sensibles a los tratamientos estándar contra el cáncer y que, por lo tanto, no funcionarán en pacientes que tengan esos factores", señaló Serra.