Santiago Negrín va a pasar a la historia como el Potro Gomero. Al igual que su "alter ego", Rocky Balboa, el presidente de RTVC es capaz de aguantar golpes de gigantes mediáticos y políticos sin caer definitivamente a la lona. En el ring en el que se ha convertido la Televisión Canaria, el árbitro comienza la cuenta y cuando va por nueve y tres cuartos, Negrín se levanta con la nariz rota, el ojo morado y el labio sangrando? Pero sigue peleando, hasta que el ruso grancanario le aseste el próximo golpe.

Es complicado poner orden a todas las mentiras, medias verdades, acusaciones, titulares a cinco columnas y peticiones de cese que rodean día sí, día también a la Televisión Canaria. Pero, como todo, hay un principio. Y el de este escándalo es el anuncio de la convocatoria de un concurso por valor de 144 millones de euros a pagar en ocho años.

Desde que Santiago Negrín comunicó al Parlamento de Canarias que la licitación estaba a punto de caramelo, se convirtió en un saco de boxeo con huesos. Porque Negrín cambió las reglas: apostó por un concurso público abierto, y las cosas por la Televisión Canaria se hacían de otra manera; si no, que se lo pregunten a la jueza del caso Gloria. En 2008 se anuló sin pudor el concurso público y se realizó un negociado con publicidad que ha durado la friolera de diez años. Videoreport Canarias, empresa participada por Canarias7, lleva ingresados en sus arcas más de 200 millones de euros. Eso es algo más que un respiro para un periódico que va por los 4.000 ejemplares de media según la OJD. La Televisión supone la supervivencia en el hostil mundo de la comunicación escrita.

Es difícil dejar de ser el dueño de un cortijo tan productivo. Videoreport Canarias ha hecho y deshecho a su antojo en las épocas anteriores a Negrín. Incluso se prorrogó su contrato dos años más, cuatro años antes del plazo, y en bloque, en contra de lo estipulado en el pliego negociado que exigía renovaciones año a año. Y si una, dos, tres, cuatro, cinco veces la ley se puede torear también se puede seis, siete, ocho y nueve. Prórroga es la clave de este combate, aunque no se contemplen en las reglas del boxeo.

Así que el actual adjudicatario ha decidido trasladar sus nervios ante un concurso público transparente y abierto a los diputados. Unos nervios que luce en exclusiva porque ningún otro potencial licitador ha puesto semejante grito en el cielo, ni ha denunciado irregularidades o planteado sospecha alguna ante tribunales o en la cafetería cercana a la Cámara regional. No. El resto de empresas se han puesto a trabajar y a elaborar la mejor oferta posible sin preguntar a sus señorías, en una clara demostración de que esto son negocios y que la política está para otras cosas.

PP, liderado por Nueva Canarias, y Podemos, que se apunta a un bombardeo, han decidido hacer caso de los titulares escritos por consejeros y directivos de la actual empresa adjudicataria y tumbar como sea a Negrín para acabar con el concurso y apostar por una prórroga ilegal. El contrato en vigor es taxativo: no se contempla ninguna posibilidad de prórroga una vez se extinga el contrato. El baile de piernas al son de un pago mes a mes hasta que la cosa se aclare es solo música en su cabeza. Terminarán tropezando y la Televisión Canaria quedará KO. A negro. Y quienes griten fuera tendrán que dar explicaciones a los cientos de trabajadores que se quedarán en la calle, a todo un sector audiovisual que quedará condenado a la desaparición y a todos los canarios, que perderán uno de los instrumentos básicos de la cohesión de ocho islas.

El comportamiento de PP, NC y Podemos ha sido, cuando menos, sorprendente desde que retumbaron las palabras "concurso de informativos" en las paredes de Teobaldo Power. Hasta entonces la Televisión Canaria les había importado exactamente nada. No han elaborado el Mandato Marco que rige las actuaciones del servicio público, mandato que curiosamente han frenado a petición de Nueva Canarias; no han nombrado el relevo de las dos consejeras que abandonaron sus puestos en diciembre de 2015; no han reformado la ley que ellos mismos califican de chapucera. No. Su interés vino acompañado del interés del actual adjudicatario de evitar un concurso público abierto. Y para manifestarlo, comenzaron con una falta de respeto al Potro Gomero, que leía las verdades del barquero en forma de insultos referidos contra su persona. La mandíbula de cristal de Román Rodríguez no pudo soportar los ganchos de izquierda de la memoria y arrastró a todos en el teatro de abandonar la Comisión de Control de RTVC. Y desde entonces el Parlamento de Canarias ha hecho dejación de sus funciones sin que Carolina Darias intervenga. Cuatro meses sin convocar a Negrín, ni interesarse por la Televisión.

De hecho no han sentido ni curiosidad por las denuncias de Negrín sobre las presiones sufridas tanto por él como por su equipo directivo que le llevaron a la Fiscalía a finales del pasado mes de octubre. PP, NC y Podemos no quieren saber qué ocurre con esos mensajes amenazantes, qué está pasando en el seno de la Televisión Canaria, si hay algún tipo de irregularidad, si las cosas están en orden, si los números están en su sitio? O conocen las respuestas, o peor, no las quieren conocer o que los canarios las conozcan. Mejor tumbar a Negrín, no vayan a ser ellos los que besen la lona y no les dé tiempo a levantarse antes de 2019.

El PSOE anterior a Torres se dejó llevar por los cantos de sirena de Rodríguez. Sin embargo, el relevo ha decidido mirar las cosas con perspectiva y pensar en el día después. Ese del que nadie habla porque ya se encargará de aplicarlo quien paga el combate. El secretario general de los socialistas quiere informes, transparencia y no pillarse las manos para favorecer a una sola empresa. Así que decide pedir amparo a los servicios jurídicos y tomar una decisión mesurada y controlada. Y al resto no le ha gustado que les fastidien las promesas hechas.

Es más, el secretario general del PP de Canarias, Asier Antona, dijo claramente en la Cadena Ser que si los Servicios Jurídicos del Gobierno de Canarias emitían un informe, él apoyaría el proceso y por ende al Potro Gomero. Ante la posibilidad de que lleguen esos informes su reacción ha sido pedir el cese de Negrín. No hay más preguntas, señoría.

Es por ello que han decidido ir a por los más débiles. Aquellos que se dejaron llevar por Román Rodríguez, como Dolores Corujo, y pidieron el corazón de Negrín en un cofre. Le exigen que se mantenga y permita cortarle la cabeza antes de que se suene la campana y las empresas presenten sus ofertas el próximo 30 de noviembre. Antona dijo una vez: "Si uno comete un error, debe rectificar, no me avergüenza dar marcha atrás y corregir algo mal hecho". Obviamente debía referirse a aquello que no le deja mal ante una empresa privada que quiere mantener un "statu quo" pasando por encima de la ley.

Y de errores va la cosa. PP, NC y Podemos argumentan que el proceso es chapucero, plagado de errores cuando no de flagrantes ilegalidades con fechas intencionadamente manipuladas. Si eso fuera cierto, lo suyo es ir a los tribunales y que ellos diriman y castiguen a quienes se equivocan. Pero no, optan por el ruido, el cese y la oleada de golpes descontrolados a ver si el Potro Gomero cede de una vez y deja que las cosas vuelvan al orden de 2008. De hecho, el proceso está judicializado por Videoreport Canarias y nadie ha tenido la sensatez de esperar la resolución de la Justicia. Al contrario, han decidido añadir más griterío y columnas de humo para ocultar este extremo. PP, NC y Podemos han pasado de ser partidos políticos defensores del interés público a actuar como lobbies de facto.

La realidad es tozuda. Solo un medio de comunicación se ha puesto los guantes para golpear al Potro Gomero, arrastrando a tres partidos políticos que deberán explicar las razones de sus actuaciones. Un medio de comunicación que ganó un negociado con publicidad en 2008; que nunca se ha presentado a un concurso público; que prorrogó de manera irregular dicho contrato; que tiene intereses claros; cuyos articulistas cobran de esos más de 200 millones que llevan ingresando en los últimos diez años; que gasta ríos de tinta en tergiversar la realidad; que se cree con derecho a controlar las actuaciones de los diputados elegidos por los canarios; a marcar las estrategias de los partidos políticos; a controlar a los representantes públicos; que presiona; que va a los riñones? Y el Potro Gomero sigue en pie.