El pleno del Parlamento de Canarias ha pedido por unanimidad al Gobierno regional que instaure en esta legislatura un impuesto "a las bebidas refrescantes hipercalóricas" y en general a todas aquellas que tengan "azúcares añadidos", así como a los "alimentos con alto contenido en grasas saturadas".

La recaudación deberá destinarse a sanidad infantil, a la investigación sobre la relación salud-alimentación y desigualdad social y a campañas de sensibilización favorables a una dieta saludable, según ha informado Podemos, cuyo diputado Francisco Déniz ha promovido la moción aprobada.

Francisco Déniz ha señalado que "la gente más humilde es la más afectada por el poder patógeno de la comida basura, que es más barata" y ha defendido que este impuesto debe formar parte de una estrategia integral para favorecer una dieta saludable.

La moción insta al Gobierno canario a fomentar campañas para fomentar el consumo de productos locales y para favorecer la prevención desde el punto de vista sanitario, especialmente destinadas a la población de riesgo.

Lo que no prosperó fue la propuesta de Podemos para que el ejecutivo regional comenzara una reducción progresiva de las ayudas del Régimen Específico de Abastecimientos (REA) a la importación de azúcares y grasas destinadas a la elaboración de bebidas refrescantes hipercalóricas, respostería industrial y alimentos con alto contenido en grasas saturadas.

Según Déniz, el nuevo impuesto es solidario, "porque el problema de la diabetes y la obesidad infantil afecta a las clases populares".

Las condiciones socioeconómicas "tienen un poder patógeno oculto, la comida basura es más barata y hay que poner obstáculos a los alimentos perjudiciales para la salud", ha argumentado el diputado, quien ha defendido la necesidad de frenar el "veneno" que es el azúcar.

"Hasta los embutidos tienen azúcar, o las pizzas, no sabemos lo que estamos comiendo y hay que recordar que la fructosa también es cancerígena", agregó.

La moción pide al Gobierno canario que regule la venta de alimentos y bebidas ricas en grasas saturadas y azúcares en los centros de Educación Secundaria y que, en un plazo de dos años, aumente hasta cinco horas semanales el tiempo dedicado a la actividad física extraescolar en los centros educativos, sumándolas a las tres horas vigentes dedicadas a la educación física.