La borrasca Emma ha sacudido con virulencia a La Palma con rachas de viento de hasta 124 kilómetros por hora, fuerte oleaje con entrada de la mar en núcleos poblacionales, carreteras cortadas, vuelos cancelados con turistas pasando la madrugada en el acuartelamiento...

El viento golpeó más fuerte en la capital, lo que obligó a cerrar al mediodía la vía del Galeón por riesgo de desprendimientos. Lo mismo ocurrió en la calle José López, donde se tuvo que cortar un carril al tráfico. Mientras, una plancha de metal de la techumbre del McDonald''s, junto a La Marina, voló centenares de metros sin impactar por fortuna en ninguna persona.

El Cabildo registró incidencias por desprendimientos en la LP-1 en la zona de Llano Negro, en Garafía, y en el Barranco de la Madera, en Santa Cruz de La Palma, manteniendo cerradas las vías de acceso al Roque de los Muchachos y a la Caldera por los Brecitos, y tuvo que hacer lo propio con el acceso a Los Tilos. A la vez, la caída de tres farolas en la carretera de Bajamar, en Breña Alta, obligó a retener la circulación dando tiempo a un grupo de operarios para que las retiraban de la calzada.

Desde la institución insular se solicitaba precaución a los vecinos "y que se atienda a las informaciones oficiales", pero poco podían hacer los residentes en La Bombilla, entre el municipio de Tazacorte, o en El Remo, en Los Llanos de Aridane, cuando el oleaje inundó sus calles llegando hasta las viviendas. En La Bombilla, como ejemplo clarificador de lo que se estaba viviendo, los electricistas tuvieron que usar un barco para cruzar la calle y llegar hasta el cuadro donde desconectar la red.

Fueron horas en las que tan solo un avión procedente de Gatwick (Londres) fue capaz de aterrizar en el aeropuerto palmero. Antes, al amanecer, 210 extranjeros se despertaban en el acuartelamiento El Fuerte tras pasar allí la noche al no poder salir el día antes los aviones de regreso a sus países de origen, y tener que ser realojados de manera urgente.

Las olas de entre 6 y 7 metros también se hicieron notar con mayor fuerza de lo habitual, especialmente durante la madrugada, en el Puerto de Tazacorte, entrando la mar decenas de metros en la avenida, dejando una gran cantidad de arena de la playa y provocando daños en el mobiliario.