En las universidades hay muchas formas de investigar y de contribuir al progreso social, pero la forma más aceptada para medir esa labor y visibilizarla es a través de la certificación de sexenios de investigación. La Universidad de La Laguna (ULL) ha conseguido incrementar un 8% la cifra de estos complementos de productividad, un aumento que va en "sintonía" con la media de las universidades españolas y que responde a una "campaña" de promoción que ha llevado a cabo el Rectorado.

Los sexenios son complementos retributivos que reconocen un tramo de investigación de seis años. Los concede la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI) -cada año saca una convocatoria- y, además de mejorar el salario, otorgan "pedigrí" a los investigadores dentro del mundo académico. En los años 90 se implantó esta fórmula para medir la investigación que realizaba el personal docente e investigador de las universidades y posteriormente se incluyeron "descuentos" horarios para liberar a aquellos profesores que investigaran más. Actualmente, la media en la ULL es de 1,7 sexenios por docente, mientras que la proporción a nivel nacional llega al 1,8, según datos de la institución. "Nosotros progresamos, pero los demás también", resume el vicerrector de Investigación, Francisco Almeida.

El equipo de gobierno de la Universidad ha detectado que tradicionalmente ha habido un déficit mayor de sexenios en las áreas de Arte y Humanidades. No es una excepción: mientras que los docentes de Ciencias siempre han tenido más claro cómo evaluar y acreditar su trabajo investigador, los de Letras o Ciencias Sociales no han encontrado las mismas facilidades. Almeida explica que esta carencia se repite en muchas otras universidades españolas, porque en estas especialidades no ha habido una "cultura de sexenios", es decir, no se ha establecido un mecanismo claro.

Esto, en cambio, no ocurre en las áreas científicas, donde "siempre han estado claros" los criterios que se evalúan y el tipo de revistas en las que hay que publicar. "Hay muchas formas de investigar -insiste-, pero es importante también que eso se reconozca, porque da prestigio a la Universidad".

Las causas de que haya docentes que investiguen pero no reconozcan ese trabajo con este complemento se debe a varias razones, detalla Almeida. Hay profesionales que consideran que el sexenio es un complemento económico y no lo solicitan por "ideología" -ya reciben un salario por su trabajo-; otros que no están de acuerdo con la lógica planteada y no quieren participar; y, por último, aquellos que no tienen claro qué aspectos de sus áreas se evalúan y cómo pueden demostrarlo. Almeida explica que han "defendido" las virtudes de los sexenios y también explicado la forma de solicitarlos a quienes no sabían cómo hacerlo. Lo que está claro es que el descontento hacia los sexenios está extendido, especialmente en las áreas de Humanidades, pero que no se reconozca la investigación no significa que no se investigue.

A su juicio, los últimos datos que ha publicado el "ranking" CyD constatan ese avance en el área investigadora -aunque quede por hacer-, porque, entre otras cosas, la institución de Aguere se ha situado entre las diez universidades con mejores resultados en "orientación internacional", un apartado donde se mide "la colaboración con otros grupos de investigación" extranjeros.

"La asignatura pendiente -reconoce Almeida- es la captación de fondos europeos; hemos mejorado pero hay que seguir y estamos trabajando mucho en ello". El vicerrector cree que hay que seguir insistiendo para que más docentes investiguen. "En términos generales se calcula que un tercio de los docentes no investiga", señala.

Su equipo también estudia los "sexenios potenciales", es decir, aquellos docentes que podrían haber acreditado sexenios pero no lo han hecho.