El 30 de Mayo, Día de Canarias, constituye una jornada de celebración conjunta de los canarios y canarias que residen en las Islas y de los que, por distintas razones, habitan en distintos lugares del mundo. Una fiesta que aúna elementos de reconocimiento a nuestras tradiciones, a nuestra música, a nuestra cultura, a nuestra gastronomía, a nuestros deportes y juegos autóctonos, con los que suponen elementos de modernidad, de avances tecnológicos, de conexión plena con el mundo. Presente y futuro, no solo pasado.

El Día de Canarias se conmemora el autogobierno que ha posibilitado, sin duda, transformaciones muy importantes en las infraestructuras -carreteras, puertos o aeropuertos, instalaciones hidráulicas?- que presentaban un enorme atraso hace cuatro décadas. En los servicios públicos fundamentales, también muy débiles entonces, y que dieron un espectacular vuelco con las transferencias educativas, a mitad de los ochenta, y sanitarias, ya avanzados los noventa. En la capacidad de dirigir las políticas desde aquí. En la unidad de la gente de este territorio fragmentado, pero que tiene un proyecto común.

La Canarias de hoy es mucho mejor que la del comienzo de nuestro proceso autonómico. En los diversos parámetros económicos, sociales y educativos. Pero considero que no hay lugar para la complacencia, especialmente cuando aún mantenemos elevados niveles de desempleo y de pobreza, cuando nos encontramos lejos de constituir una sociedad equilibrada, justa, con altos niveles de equidad y con plena igualdad entre mujeres y hombres.

Los recientes avances en materia de movilidad, con la reducción significativa del costo de los desplazamientos entre islas y entre éstas y el resto de España ayudan a un mejor conocimiento y cohesión territorial y a hacernos un poco más iguales al resto de los ciudadanos y ciudadanas del Estado. Igual sucede con las mayores facilidades para que nuestras empresas puedan mover sus mercancías y adquirir sus insumos. No se trata de privilegios, sino de corrección de situaciones injustas que han sufrido secularmente personas y empresas.

Estamos a punto de consolidar esos y otros avances en el nuevo Régimen Económico y Fiscal (REF) y en el reformado Estatuto de Autonomía, ambos en tramitación en las Cortes.

Vivimos en un territorio con grandes valores medioambientales que se hace preciso seguir protegiendo. Debemos profundizar en la senda de la sostenibilidad, del respeto a la naturaleza, de la apuesta firme por las energías renovables para las que tantas condiciones tenemos. Estamos obligados a mejorar la movilidad interior, contaminando menos, potenciando el transporte público en sus distintas modalidades, logrando espacios urbanos más respirables y amables.

Somos hoy y seguiremos siendo en el futuro uno de los más importantes destinos turísticos del mundo. Por nuestro clima, por nuestro medio ambiente y por nuestros niveles de seguridad. La experiencia acumulada nos debe servir para apostar por la calidad frente a la cantidad y por la renovación frente a la ocupación de nuevos espacios.

Es preciso superar los actuales déficits educativos y sanitarios. Las quejas de la ciudadanía y los profesionales están más que justificadas y corresponde a los poderes públicos modificar esa situación con adecuados recursos y, asimismo, una buena planificación y gestión de los mismos. Así como responder a los retos de una sociedad que envejece progresivamente y que debe mostrar el afecto y cuidado que merecen nuestros mayores.

Somos un pueblo acogedor, abierto, que siempre, pese a las dificultades inherentes a la lejanía, estuvo muy atento a las corrientes culturales emergentes en el mundo, que prefirió entender el mar como un espacio que nos comunicaba con otros, antes que un elemento de aislamiento.

Celebrar hoy nuestro día nacional es hacerlo reconociendo lo que hemos avanzado, especialmente, en el periodo más reciente de nuestra historia, cuando hemos contado con instituciones democráticas propias.

Al tiempo, conmemorar el 30 de Mayo implica ser profundamente autocríticos y, sobre todo, inconformistas y ambiciosos. Para superarnos y hacer de esta tierra un lugar con mayor desarrollo económico, con más y mejor empleo, con mejor distribución de la riqueza que se genera en el Archipiélago, con más equidad, más sostenible, con mayor formación, con mayor transparencia, democracia y eficiencia en sus instituciones.