La llegada de inmigrantes a las costas europeas y canarias ha generado y genera posturas contrapuestas en la sociedad. Periódicamente surgen voces de alarma ante el miedo de que no se pueda atender de manera adecuada el fenómeno. Y otras piden atender integralmente un fenómeno que se ha producido durante décadas y seguirá produciéndose. Hay quien habla de "repunte" y quien asegura que existe un "efecto llamada".

Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios de Conflicto y Acción Humanitaria y que hace poco impartió la charla "El porvenir de la amenaza yihadista en África", asegura que "el efecto llamada es la brecha de desigualdad que existe en el espacio euromediterráneo". Recuerda que quienes viven en la orilla Sur no aceptan pasivamente la desgracia de no tener una vida digna. Para Núñez, esas personas pretenden alcanzar un paraíso en el que, erróneamente, creen que van a resolver todos sus problemas.

"Desde aquí, lo que cabe decir es que somos corresponsables históricamente en la creación de desigualdad", apunta.

Indica que el enfoque dominante hoy es el "policial, represivo, que trata de crear vallas, filtros, muros?para evitar que lleguen a nuestra puerta, así como buscar la colaboración interesada de Turquía, Libia o países del Sahel para que hagan el trabajo sucio de reprimir en origen a esos desesperados".

Advierte Núñez de que "incumplimos de forma permanente nuestros propios compromisos". Aclara que España no ha cumplido con el reasentamiento de 17.000 refugiados de los 160.000 que le corresponden a la Unión Europea (UE). Opina que es fundamental tener conciencia de que ese modelo (el policial y la colaboración de otros países) ha fracasado.

Para este especialista, lo primero es entender que se trata de un problema de todos y obliga a dar una respuesta común, que hoy no se ofrece en la UE, donde prima el "sálvese quien pueda". Para los migrantes que ya están aquí, Núñez defiende que debe haber "derechos iguales y deberes iguales para todos", es decir, adoptar la Declaración de los Derechos Humanos como base de la "convivencia entre distintos". En segundo lugar, comenta que, para los que quieren venir, se debe cumplir con la normativa internacional del Derecho del Mar, que evitaría que muera gente en el Mediterráneo, y crear canales transparentes que regulen los flujos migratorios. En tercer lugar, para los que sueñan con llegar algún día, "se trata de apostar por el desarrollo de esos países de origen, para que puedan llevar una vida digna allí". Y recalca que "para eso hay medios suficientes y lo que hace falta es voluntad política".

Otras fuentes relacionadas con el fenómeno migratorio afirman que "lo único cierto es que hay una bolsa importante de inmigrantes en el Norte de África que quiere llegar a Europa y las mafias aprovechan la situación y el momento más favorable para ellas, con el fin de dar el salto, ya sea a Canarias, a Andalucía o a Sicilia". Comentan que la elección de la vía por parte de esas mafias depende del lugar que consideren más vulnerable o fácil en cada momento.

Juan Carlos Lorenzo de Armas es delegado del Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) en las islas. Esta ong atendió el año pasado en el Archipiélago a 2.117 personas, tanto por ser solicitantes de protección internacional como por ser inmigrantes vulnerables. Lorenzo valora "muy positivamente el ejercicio de responsabilidad" realizado por el Gobierno del Estado al acoger a aquellos subsaharianos que llegaron en el "Aquarius". Al igual que Jesús Núñez, recuerda que las reglas internacionales en rescates marítimos establecen que la prioridad es "salvar vidas". Respecto al despliegue de medios realizado para recibir a los citados inmigrantes, Lorenzo de Armas estima que "cuando se quiere, se puede". Por ese motivo, solicita que el protocolo aplicado el pasado domingo se aplique también en otros puntos de la costa, como Andalucía, por ejemplo. Demanda que haya un "protocolo unificado" que especifique qué trabajo deben efectuar en cada momento los miembros de Cruz Roja, las fuerzas de seguridad o quienes se ocupan de la posterior acogida de los inmigrantes. El delegado de CEAR explica que el pasado año llegaron a España 21.663 personas, lo que supone un crecimiento del 105 por ciento respecto a las cifras del 2016. "Eso nos dice que la Ruta del Mediterráneo Occidental (el Estrecho de Gibraltar, y Andalucía) está siendo usada por un gran volumen de personas y es producto de todas las medidas de control aplicadas en el Mediterráneo Oriental y el Central".