En el fondo de la costa de El Hierro se encuentra el volcán Tagoro, que acabó con toda la vida marina a su alrededor, dándose el hecho curioso que unos años después, en su cima, una especie de mata de filamentos denominada "cabello de venus" indicaba la presencia de algo vivo. Esta bacteria, que forma una especie de vello blanco en el fondo submarino, era una de las primeras en colonizar un ambiente hostil entre las emisiones de gases y lava.

Ya en 2017, un equipo liderado por Roberto Danovaro, de la Universidad Politécnica de la Marche, Italia, y Miquel Canals, jefe del Grupo de Investigación Consolidado de Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona, consiguieron identificarla sin lugar a dudas.

Para ello los investigadores lograron secuenciar por primera vez el genoma de la bacteria, identificándola como una especie no descrita hasta la fecha. Esta bacteria sobrevive utilizando el azufre procedente del volcán en forma de sulfatos, aunque también de otros nitratos y óxidos emitidos. Según analizaron los investigadores, Thiolava veneris tiene hasta tres vías metabólicas, lo que quiere decir que tiene tres maneras distintas de obtener energía a partir de estas moléculas. Es muy resistente a la temperatura y sobrevive en un ambiente hostil

La importancia de la bacteria del volcán herreño es que está entre las diez especies más sorprendentes de 2018.