Los finales no siempre están llenos de despedidas. A veces todo termina y vuelve a empezar sin que tengamos que movernos del sitio en el que estamos. Agapito de Cruz conoce esta sensación. Este docente pasó los últimos años de su vida profesional en el IES La Orotava-Manuel González Pérez y cuando llegó el momento de su jubilación no dijo adiós, sino hasta pronto. Presentó un proyecto para seguir en el centro y cumplió su sueño: montar una radio escolar. Despojado de las responsabilidades de su etapa como profesor de Lengua, hoy sigue enseñando a los chicos a expresarse, pero de otra forma.

Agapito no forma parte de la plantilla, pero cumple con sus obligaciones -las que él se ha marcado: el centro no puede encomendarle funciones extras- como cualquier otro compañero. La directora del instituto, Nieves Rodríguez Torres, reconoce que al principio no estaba muy convencida de que viniera de manera tan regular. "La gente suele aprovechar la jubilación para hacer cosas que tenía pendientes, a veces relacionadas con su profesión, pero no en el mismo lugar en el que han trabajado". Agapito, que además de docente es escritor y ecologista -ha sido concejal-, tenía alternativas, pero eligió su gran pasión. Ahora están tan acostumbrados a su presencia que cuando se coge "vacaciones" lo echan de menos.

El docente se siente como un abuelo con los chicos. No por la edad -tiene 65- o porque no tenga nietos, sino porque es en su jubilación cuando puede dedicarse en exclusiva a la parte más bonita de su profesión. Ya no está sujeto a las obligaciones burocráticas ni al cumplimiento de una programación docente. Y disfruta de esa libertad. "Con la jubilación era el mejor momento para dedicarse a la educación; hasta ahora, y debido al sistema industrialista de enseñanza, la mayoría del tiempo y las energías había que dedicarlas a horarios, programaciones, reuniones; burocracia, en general. De este modo, vi las puertas abiertas para crear una radio escolar que anteriormente no había podido", cuenta.

El proyecto de Agapito se llama "Radio Kiosko". El nombre lo pusieron los propios alumnos cuando empezó, en 2013. "Tiene que ver con el emblema del instituto, un gran quiosco que hay en su zona central hecho a imitación del de la plaza de la Constitución de La Orotava.

La primera promoción de estos técnicos y locutores de radio en potencia recibió formación especializada. "Una docena de jóvenes de ESO llevaron a cabo, animados y coordinados por mí, un par de cursos de radio en la comunitaria Radio Pimienta", recuerda. Luego, los integrantes de este grupo inicial se encargaron de formar a compañeros de otros cursos, que fueron tomando el relevo.

Pero la implicación en el proyecto va más allá de los estudiantes que participan directamente. Alumnos del Ciclo de Madera y Mueble del propio centro se encargaron de hacer la "pecera" de la radio. Y la financiación de los diversos elementos que la componen ha corrido a cargo de diferentes instituciones. Han contribuido el Ayuntamiento de La Orotava, el propio IES, su Biblioteca, la Asociación de Alumnos , el AMPA y particulares.

"Contamos con una radio fija y otra móvil que sacamos del centro cuando hacemos programas en el exterior -como, por ejemplo, con motivo de la Semana de la Ciencia de La Orotava o las alfombras del Corpus Christi-. En algunos de estas salidas hemos emitido en directo apoyados en la frecuencia de Radio Norte Tenerife".

Radio Kiosko es un recurso didáctico gracias al que "se desarrollan y fomentan capacidades y valores como la expresión, el análisis crítico, el diálogo, hablar en público, la amistad, el compañerismo o el esfuerzo", explica el profesor. "Con esta actividad van descubriendo sus intereses; no es mi intención que sean periodistas, sino que la radio les sirva para ser lo que quieran ser".

Agapito llegó en el año 2000 a este instituto de San Antonio, en La Orotava. El centro -que lleva el nombre de Manuel González Pérez, el último alcalde republicano del municipio- se distribuye en varios edificios y ofrece Secundaria y Formación Profesional a unos 1.200 estudiantes.

El año pasado la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias publicó una orden para regular la participación de docentes jubilados en los centros educativos. La normativa dio respuesta a una demanda de parte del profesorado, que no quería desvincularse totalmente de su labor.

Agapito puso fin oficial a su vida laboral en la primavera de 2013. Nunca abandonó el instituto y hace un año se adhirió a esta normativa que ha dado cobertura legal a su trabajo y al de otros compañeros. En total, 22 docentes en Canarias están en la misma situación. Otras comunidades, como Extremadura y Castilla y León, también cuentan con marcos normativos similares.

La actividad que desarrollan es voluntaria y sin remuneración, y no puede suplir carencias de personal que existan. Agapito y sus compañeros han terminado sus obligaciones legales, pero su vocación sigue intacta. "Para mí, seguir en el centro es como respirar. El contacto con gente joven te da más vitalidad".