El próximo día 15 de agosto las cafeterías del Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria podrían cerrar. El malestar entre los usuarios, trabajadores e incluso, estudiantes, es generalizado ante el problema que, sin embargo, el centro está intentando solventar lo antes posible.

El servicio de cafetería en el Hospital de La Candelaria se presta de forma externa por una empresa que ganó un concurso público licitado por el Servicio Canario de Salud hace cinco años, y cuya vigencia concluirá el próximo 14 de agosto. Este año se inició un nuevo concurso, pero quedó desierto.

Los usuarios alegan que este cierre les parecería "mal". La mayoría de ellos, como Leonor, hacen hincapié en que si no hay dónde ir dentro del hospital se tendría que salir del perímetro del centro para poder tomarse un café o para almorzar. "A mi padre le operaron del hombro hace poco, hoy le quitaban las grapas si no había complicaciones, mi madre y mi hermana fueron a comer algo rápido a la cafetería del hospital y no se enteraron de que habían adelantado la operación de mi padre. Llegaron a tiempo porque comieron allí mismo", explicó Carolina, otra usuaria del servicio.

María Isabel, por su parte, pensó en los familiares y pacientes que acuden desde el Norte y el Sur de Tenerife. "Lo más lógico" es que todos tuvieran un lugar donde tomarse al menos un café o una manzanilla, recalcó. Carmen por su parte recordó las largas jornadas que se pasan en Urgencias al estar "colapsadas". "Ya me dirás cómo van a estar las personas sin un café", comentó la usuaria.

Algunos acuden a por un café o un piscolabis, sin embargo, donde más puede afectar este cierre es en las comidas principales. "¿A dónde vamos sin nos da una fatiga?", insiste otra usuaria. Los padres que deben acompañar a los niños ingresados en pediatría pueden ser de los colectivos más perjudicados. Natacha Sujanani, vicesecretaria del Sindicato de Médicos de Santa Cruz de Tenerife (CESM), recalcó que a los acompañantes no se les proporciona comida. "¿Dónde va a comer esa gente? ¿En tupper?", recalcó indignada.

Los profesionales sanitarios están "indignados ante la situación". Los más de 5.000 trabajadores del centro hospitalario acuden cada día a la cafetería. Y es que hay sanitarios con turnos de 24 e incluso, 31 horas que, cuando no libran las guardias, "no pueden quedarse sin un sitio donde comer", como afirma Sujanani.

"Se nos ha propuesto comer bocadillos en un sitio que ni siquiera está habilitado: una sala que se va a destinar a terapia electroconvulsiva", explica la médico. Por su parte, Ramona Mendoza, del Sindicato de Enfermería Satse, alega que no se les ha informado de nada.

El cierre también afectará a estudiantes como Evelyn, que se muestra escéptica y remarca que parece que desean que se consuman productos de máquinas expendedoras. "¿Una institución donde deberían promover y fomentar la salud y la buena alimentación, va a fomentar que comamos bollería?". Los médicos residentes, como Pablo (nombre ficticio), también se enfrentarán a este problema para el que les han dado dos opciones: comer bocadillos o la comida de los pacientes. "Acabaremos trayéndonos comida de casa cuando se supone que el hospital tiene la obligación de darnos de comer en las guardias", auguró.

Todo ello sin contar los problemas que este cierre pueda generar a los empleados que trabajan actualmente en ambas cafeterías, pues estos podrán ser despedidos tras echar el cierre.

El Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria ha recurrido a la posibilidad administrativa que ofrece la actual legislación de contratos, iniciando un procedimiento negociado que, ahora mismo, continúa en plazo de recepción de ofertas por parte de las empresas. Sin embargo, la vicesecretaria del CESM va más allá. "La solución debería darla el Servicio Canario de la Salud", incidió, aunque "nos han informado es que está complicado y que no se prevé una solución a corto plazo".