A Juan Manuel García Ramos, presidente del PNC y diputado regional en pacto con CC, no le gustó la ruptura del pacto a finales de diciembre de 2016 si eso significaba un cogobierno con el PP. Siempre ha sostenido que los nacionalistas, por visión y modelo de Estado, deben estar más cerca de posiciones como las del PSOE y, pese a algunas reprimendas internas por ese planteamiento cuando había que hacer piña con el Ejecutivo de Fernando Clavijo desde las fuerzas que los sostenían, lo sigue pensando. Otra cosa es su opinión sobre Pedro Sánchez, que ha cambiado por completo y le ha defraudado sin parangón por no haberse reunido este fin de semana con Clavijo y el presidente del Cabildo de Lanzarote, Pedro San Ginés, pese a que se le pidió, incluso, por carta, durante su visita ante el 20 aniversario del Nobel de Literatura a José Saramago.

En declaraciones a EL DÍA, García Ramos ahondó ayer en su reacción a bote pronto al conocer lo ocurrido en la Isla conejera, que le llevó a sugerir la declaración de Sánchez como persona non grata en Canarias. A su juicio, lo que ha hecho es una "prueba de neocolonialismo que no se lo hubiera ocurrido ni a un ministro franquista".

El diputado y profesor de Filología desmonta, incluso, la razón de la visita de Sánchez a Lanzarote por los 20 años de ese Nobel porque es algo "absurdo y desproporcionado". No obstante, se muestra mucho más crítico con el hecho de que se reuniera dos horas el viernes por la noche con el secretario general de los socialistas canarios, Ángel Víctor Torres, "y no tuviera ni 20 minutos para hacerlo con los presidentes de Canarias y del Cabildo de una isla que sufre un pico de llegada de inmigrantes, con las consecuencias humanitarias que eso implica, aparte de por simple cortesía institucional".

"Esto no lo hubiera hecho nunca Felipe González, Aznar o Rajoy. Ningún presidente anterior hubiera hecho este ejercicio de neocolonialismo, lo que supone una prueba más de la personalidad errática y desdibujada de Sánchez", remarca.

García Ramos tiene claro que "hay socialismos distintos" y que lo ocurrido no puede convertir al Gobierno regional y a otras instituciones isleñas en más beligerante con el Estado "porque hay que dialogar". Sin embargo, es contundente respecto a Ángel Víctor Torres, del que dice que está adoptando una "actitud muy chusca y se ha convertido en un delegado de franquicia".

Eso sí, su enojo lo eleva aún más y considera que, en general, el canario "es un pueblo que tiende a la servidumbre", ya que, a su juicio, lo ocurrido el sábado es tan grave que debería haber desatado reacciones mucho más contundentes y generalizadas, frente a la tibieza que ha notado.