Ana Fumero irradia ilusión cuando habla de su proyecto de crear una nueva ONG en la isla: "Ya está todo en marcha a nivel administrativo ante el Gobierno de Canarias desde los estatutos al CIF provisional y también contamos con el beneplácito del área de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Santa Cruz".

Fumero es una veterana de la solidaridad, tras haber colaborado con diferentes ONG. Alguna la abandonó al advertir "ciertas irregularidades", algo de lo que no se arrepiente, "sino todo lo contrario", y ahora ha decidido dar un paso al frente, para lo que cuenta también con el apoyo del IMAS de la capital tinerfeña y, sobre todo, con el impulso del Banco de Alimentos (Bancoteide). Junto a estas instituciones, asegura, irán "de la mano".

Precisamente, la entidad que preside Hernán Cerón le ha comunicado por carta el lugar de la geografía insular en el cual se hace más necesario el reparto de alimentos a los necesitados, según los datos de la organización. "Se trata -apunta Ana- de los barrios de El Sobradillo y La Gallega, en el Suroeste de Santa Cruz. Allí hemos visto un posible local que reúne todas las condiciones para desarrollar esta labor de solidaridad".

No quiere desvelar el sitio exacto todavía, porque quedan algunos "flecos" por resolver y la sesión gráfica se llevó a cabo en el límite entre ambas zonas, el cementerio de Santa Catalina. Ana Fumero desvela un dato: "Hay un mínimo de usuarios, veinte, para poner en marcha un colectivo así. Ya tenemos una posible lista de espera con más de 60 familias".

Ana Fumero tiene dos premisas a la hora de afrontar esta labor. Por un lado, "respetar mucho a la persona en situación de indigencia. Cuanto menos caras se les pongan y la publicidad sea menor, más dignos se les hace".

En segundo lugar, "pensar que el trabajo es ante todo y, sobre todo, sin ánimo de lucro. Por y para los necesitados. Gestionar, administrar, tocar en muchas puertas e involucrar a personas que sí que crean en la lucha por la solidaridad". En este sentido, la apuesta pasa por que "las personas responsables como los presidentes tengan otro trabajo remunerado".

Ana María Fumero es abogada y trabaja en la administración empresarial privada. Ha involucrado "hasta la médula" en esta aventura a sus hijos, ambos ya universitarios o a punto de comenzar los estudios superiores. Noelia tiene 20 años y estudia 3º de Periodismo, mientras que Fernando, de 19, quiere empezar Psicología. Dos ámbitos académicos que, apunta su madre, "serán de mucha ayuda. Están dispuestos a colaborar y mantienen desde que tienen uso de razón un sentimiento solidario. A petición de mi hijo he acabado dándole alojamiento en mi casa a un amigo suyo con problemas familiares para que no se quedara en la calle".

Además de con Fernando y con Noelia, Ana cuenta también para comenzar esta andadura con Ramón, trabajador con experiencia en otras ONG, que, dice, "va a colaborar con nosotros".

Recuerda la presidenta de Color Esperanza que su relación con la solidaridad comenzó cuando tenía 18 años: "Mi hermano trabajaba en la Cruz Roja y me llevó a donar sangre. A partir de ahí llevo prácticamente toda la vida involucrada en este tipo de labores de ayuda a los que lo necesitan".

Ana Fumero valora que "el Banco de Alimentos nos ha orientado hacia donde es más necesaria el reparto de alimentos. Ha llegado a la conclusión de que la zona es el Suroeste de Santa Cruz y, en concreto, el límite entre los barrios de El Sobradillo y La Gallega".

Lo demuestra el hecho de que la lista de espera ya supera con creces el mínimo de usuarios para poner en marcha una ONG. Respecto al local, "tenemos uno mirado pero hay que esperar a definir su cesión. La haría el Ayuntamiento de Santa Cruz y, como ya ocurre con otras organizaciones sin ánimo de lucro, sería una dependencia dentro del local de una asociación de vecinos".

Ana Fumero está "ilusionada" con esta nueva etapa en su trayectoria solidaria con los que menos tienen. Espera comenzar pronto a ayudarles con lo básico: los alimentos de cada día.

Un nombre "ilusionante"

La pregunta es por qué el nombre de Color Esperanza. La respuesta la ofrece la promotora de la idea: "Me gusta esa canción del cantante argentino Diego Torres, porque es muy positiva. Además, la he escogido porque le escuche decir a él públicamente que va a donar todo lo que recaude por los derechos de autor del tema a la lucha contra el cáncer de mama. Me parece una iniciativa muy bonita. Las dos razones me han llevado a denominar así la organización".

Dirigentes ocupados

La promotora de Color Esperanza aclara que no necesita la ONG para vivir: "Estamos madurando la idea de crear un colectivo con ámbito insular o regional en el que una de las premisas fundamentales sea que, como mínimo, el presidente tenga otro trabajo remunerado. Se evitarían tentaciones y suspicacias en una labor que no pueda dar lugar ni a la más mínima duda respecto a la honradez de quienes la realizan y con la garantía de que los alimentos lleguen a su destino".