Los funcionarios de Instituciones Penitenciarias que fueron atacados el pasado domingo por un preso en Tenerife II, Rafa y Nacho, recibieron el apoyo y afecto de sus compañeros de trabajo durante una concentración celebrada a mediodía de ayer y que sirvió para reclamar el cese de las agresiones en prisión. Uno de los vigilantes, Rafa, explicó que "no tenemos formación" en defensa personal para repeler los ataques; "y la Administración debería preocuparse, por el bien nuestro y el de ellos (los reos)".

Rafa indicó que un elevado porcentaje de los internos sufre problemas psicológicos o psiquiátricos, sobre todo en el módulo 5, donde ocurrieron los hechos. Este funcionario cree que su atacante, un joven marroquí de menos de 30 años y complexión atlética, no estaba calificado como enfermo psiquiátrico, pues se hallaba en un área de reincidentes y no en las instalaciones de Enfermería. Fue el hermano del agresor quien dijo que había estado en un centro de salud mental en su país. Rafa comentó que, sin motivo alguno, el preso lo acusó de haberlo agredido en la celda; algo que el funcionario niega tajantemente, ya que ni siquiera estuvo allí. De hecho, por la tarde se dirigió a hablar con el magrebí, que ya "no se acordaba de nada".

El citado trabajador aseguró que evitó los cabebazos, pero recibió golpes en la cara, la espalda y un hombro. Ahora, al preso está previsto que se le aplique el primer grado, por lo que no podrá hacer vida ordinaria en la cárcel y debería ser trasladado a otro centro, de Gran Canaria o la Península, debido a su peligrosidad.

Nacho fue el vigilante que recibió un mordisco "durante tres minutos". Sus gritos se oyeron desde otros lugares de la prisión. Está de baja y comenta que el "gemelo está roto por dentro".

Ayer advirtió de que esta lesión terminará curándose en más o menos tiempo; pero no ocurrirá lo mismo con las heridas "psicológicas". Nacho criticó a la administración puesto que, con el nuevo protocolo, para considerar que ha habido una agresión "hay que ir al hospital", algo con lo que no está de acuerdo. Planteó que, si una mujer no sufre violencia de género solamente cuando acude a un centro hospitalario, "lo mismo debería ocurrir con los funcionarios de prisiones".