El Plan de Salud Mental 2018- 2023 no es un documento simple. Las 535 páginas que lo forman son engorrosas hasta para los profesionales y no incluye algo tan esencial como un presupuesto suficiente ni un calendario objetivo para que los profesionales sepan cuándo se debe llevar a cabo cada propuesta incluida en las 12 líneas estratégicas por las que aboga el plan.

Este documento tiene una vigencia de seis años, en los que se repartirán 15.339.398 euros. Es decir, se hará un gasto de media de 2,5 millones por año que se sumarán a los aproximadamente 58 millones que Canarias dedica anualmente a estructura y personal para el área de Salud Mental. Según los datos proporcionados por la propia Consejería de Sanidad esto supondrá un incremento del 4,34% del presupuesto cada año. No obstante, en el cómputo global presupuestario para el área de Sanidad -que ronda los 3.000 millones de euros este año-, el gasto en salud mental supondrá tan solo el 2% del total.

En este sentido, la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría y Salud Mental (ACN) se remite a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece que el presupuesto ideal que destinar a este respecto debería conformar entre el 5 y el 10% del total. Teniendo en cuenta estos datos, el presidente de la ACN, Francisco Rodríguez Pulido es contundente: "la partida presupuestaria es deficiente".

En el desglose por anualidad, Sanidad informa de que en 2018 ha gastado 1,5 millones incluidos en el Plan. Asimismo, en 2019 prevé gastar 2,8 millones del presupuesto, en 2020 y 2021 serán 3,5 y 3,1 respectivamente y alcanzarán aproximadamente los 2 millones en los dos últimos años.

"Es insuficiente", reclamó Ricardo Redondas, exdirector general de Salud Pública del Gobierno de Canarias. "Solo con la patología dual (la que padecen las personas con adicción y afección a la salud mental), ya gastarán ese presupuesto", lamentó Redondas.

El documento pasó recientemente por el Parlamento de Canarias. No obstante, la lectura del Plan quedó fuera del orden del día de la Comisión de Sanidad y se realizó en una ubicación diferente a la primeramente escogida para dicha reunión. Además, esta lectura se hizo efectiva, según explican integrantes de la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría (ACN), después de que estos denunciaran que el documento no planeaba pasar por dicha aceptación superior.

"Se han visto obligados", opinó Redondas. Al respecto del documento, el exdirector general de Salud Pública afirmó que "es un documento extenso y con buenas intenciones, pero le falta perspectiva e integralidad". Una realidad que también resalta la ACN que considera que es un Plan "centrado en servicios, resultados, productividad y hospitales" cuando tendría que estar orientado hacia los "pacientes y la domiciliación". Es decir, "un modelo comunitario de Salud Mental".

María Teresa del Río, del grupo parlamentario Podemos, por su parte, insiste en que "parece que el Gobierno de Canarias ha optado por mantener un discurso centrado en la parte asistencial, y creemos que hay que situar el eje de acción en la prevención y en los derechos del paciente".

Ambos partidos han estado de acuerdo en que es "incomprensible" que no se haya tenido en cuenta a la Asociación Canaria de Neuropsiquiatría y Salud Mental para establecer las líneas estratégicas de este Plan. "Desde el año 2000 hasta el 2011, estuvimos pregonando que Canarias necesitaba un Plan de Salud y un Plan de Salud Mental", recuerda Rodríguez Pulido. Según el presidente, la asociación "ha estado acompañando desde los años 80 todos los procesos de transformación y representa una opinión cualificada".