Si nadie se hubiera dado cuenta de que con el lavado de manos se podrían evitar que los "bichitos" se colaran en la sangre de los pacientes, quizás aún hoy las sepsis o infecciones en el medio sanitario continuarían formando parte del día a día de la sociedad. Lo mismo pasaría si los instrumentos no se lavaran, desinfectaran y esterilizaran una vez que son utilizados en una intervención quirúrgica.

A nadie le gustaría encontrar un trozo de hueso ajeno en el bisturí que está a punto de abrirle la piel. Eso lo tenemos claro... ahora. Después de décadas de aprendizaje e investigación. Hoy, la importante función de los servicios de esterilización de los hospitales sigue siendo desconocida, pero no por ello es menos importante. De hecho, son fundamentales a la hora de combatir aquellas infecciones que todavía en la actualidad se producen por bacterias multirresistentes en los centros hospitalarios. Tan solo en España, según los datos de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), unas 35.000 personas fallecen anualmente por las sepsis que producen.

En el Hospital Universitario de Canarias (HUC), esta unidad no se encuentra al hacer un barrido visual. Se podría decir incluso que está un poco alejada del resto del circuito sanitario. Pero esta ubicación tiene razón de ser, porque es, al tiempo, el lugar más limpio y más sucio de todo el centro hospitalario. Se trata de una unidad liderada por personal de enfermería en su totalidad, siendo 9 los enfermeros y 27 los auxiliares de enfermería. Además, cada año recorren sus pasillos unos 78 estudiantes de enfermería y Formación Profesional.

Pero, ¿qué se hace en este servicio? Esterilizar. Así de sencillo lo define Luis López Bonillo, enfermero de esterilización que nos dedica un recorrido "estándar", el que también hace a sus alumnos en prácticas. De inmediato, nos descubre que la unidad se divide en tres salas donde se realizan un total de seis procesos clave, repartidos de manera totalmente equitativa.

Todo comienza en la zona sucia. "Desde que termina una intervención quirúrgica, empiezan a llegar materiales para limpiar", explica López Bonillo. El primer paso es registrar todo el material que llega de manera manual. El arduo trabajo, no obstante, pronto se automatizará o eso al menos es lo se contempla en los Presupuestos General de la Comunidad Autónoma para 2019.

Después toca limpiar. Algunos instrumentos de forma manual y otros con la ayuda de unos enormes e industriales lavavajillas -nada que ver con los que tenemos en casa-, que mediante fuerza mecánica, a 94 grados centígrados, detergente y jabón, quitan cualquier resto de sangre, hueso o tejido.

Tras ser lavados, los instrumentos pasan a la "zona limpia", donde más enfermeros se encargan de registrar todo el material y elaboran cajas de instrumental siguiendo distintas guías.

Dichas cajas, que contienen entre 40 y 50 piezas, son herméticas y una vez se cierran no podrán ser abiertas hasta que no llegue a las manos del personal de enfermería de uno de los 22 quirófanos con los que cuenta el HUC. En un día normal, el personal de la Unidad de Esterilización puede llegar a producir unas 300 cajas que deben ser esterilizadas tras pasar diversos controles. Otras inmensas máquinas terminan el trabajo, esterilizando totalmente el contenido de las cajas, que finalmente serán almacenadas y suministradas a otros servicios.