Canarias ha ganado casi 350.000 habitantes en lo que va de siglo, un crecimiento demográfico que fue muy acelerado en los años previos a la crisis económica, pero que luego ha continuado, y que presenta grandes diferencias territoriales. Así, los municipios situados en los sures de las islas capitalinas y los dedicados de forma más intensa a la actividad turística han experimentado notables aumentos que contrastan con el retroceso que han vivido en este periodo 23 localidades.

Los núcleos que han perdido población están, en su mayoría, ubicados en el norte o en zonas rurales, aunque entre ellos figura también Santa Cruz de Tenerife, que es una de las diez capitales de provincia españolas que han protagonizado una involución demográfico en estas casi dos primeras décadas del siglo XXI. Así se pone de manifiesto en las cifras oficiales de población resultantes de la revisión del padrón municipal a 1 de enero de 2018, publicadas ayer por el Instituto Nacional de Estadística.

Los municipios que tenían menos población al empezar el año pasado que en 2001 -primer año del siglo- son, además de la capital de la provincia tinerfeña (que ha pasado de 214.153 a 204.856 empadronados), Buenavista del Norte, Garachico, Los Silos, El Tanque y Vilaflor (en Tenerife), Agulo y Hermigua (en La Gomera), Barlovento, Fuencaliente, Garafía, San Andrés y Sauces, Santa Cruz de La Palma, Tazacorte y Tijarafe (en La Palma), Frontera (en El Hierro) -aunque en este caso hay que tener en cuenta la creación del municipio de El Pinar, que absorbió parte de su población-, Agaete, La Aldea, Artenara, Moya, Santa María de Guía, Tejeda y Valleseco (en Gran Canaria).

En el otro extremo destacan casos como los de Adeje y Granadilla de Abona (Tenerife), La Oliva (Fuerteventura) o Yaiza (Lanzarote), cuyo volumen de población se ha incrementado por encima del doble en los primeros dieciocho años del presente siglo.