Nacido en 1978, Carlos Casanova Hernández es de los pocos murgueros, y letristas, que se iniciaron en adultas sin pasar por la cantera. Sus estudios y el deporte no le permitieron salir en murgas hasta 2005, cuando hizo sus pinitos como componente de Ni Pico-Ni Corto, en la que militó hasta 2010, si bien en 2009 se tomó un año sabático. "Había intentando salir en 2005 en Bambones, pero tenían componentes y no pude; siempre me ha gustado su estilo. Al final, entré en Ni Pico". Como letrista, el año pasado colocó a Rebobinados, en su estreno en el Carnaval, en quinto puesto, y este, en tercero.

¿Ser profesor, como es su caso, y letrista es un matrimonio ideal para hacer temas infantiles?

(Se ríe). No sé si juego con ventaja, pero sí es cierto que te ayuda a estar en contacto con los niños y desgranar las canciones desde un punto de vista infantil, acercarte a diario a la realidad de los niños; eso sí es verdad.

¿Qué opinión le merecen el concurso y los ganadores?

No he tenido oportunidad de ver a todas las murgas; de hecho, a Rebobinados solo la vi por detrás. De lo que he visto, me encantó Distraídos, en especial el segundo tema, que está muy bien, una letra de Airam Bazzocchi al que felicito; además es un buen amigo. Distraídos fueron los mejores no solo para el jurado, sino también para el público; hay que reconocerlo.

¿Qué busca cuando se plantea hacer una canción infantil?

Criticar aquello que inquieta a un niño y, a su vez, buscarle el lado del humor; pero de humor infantil, que es más difícil.

¿La crítica es incompatible con el humor en una murga infantil?

No, para nada. En las canciones que hago intento mezclar la crítica y el humor; es lo mejor. Una canción de crítica igual tenía cabida en las murgas infantiles de antes; no concibo una canción completa de humor ni de crítica. Todas las letras tienen que tener un contenido; criticar haciendo humor es lo difícil.

¿Qué es más complicado: hacer humor y letras de crítica?

Criticar sabemos todos; hacer humor es más difícil y el reto es hacer humor con ironía. Personalmente, creo que es más difícil escribir una letra para una murga infantil que para una adulta, porque te tienes que adaptar a la edad de los niños que la van a cantar y que les guste a ellos; lo importante es que la letra le guste a la murga infantil que la canta y que entiendan lo que van a decir. Las letras tienen que estar dirigidas a los niños y al público infantil del concurso, sin discriminar al público adulto.

¿Las letras están pensadas para que los niños las entiendan?

En el 80 por ciento de las letras no se consigue que el público infantil las entienda, pero ese es nuestro objetivo, por el que tenemos que ir peleando poco a poco.

Cuando hace una letra, ¿descarta algún tema?

Hay temas que no abordo con los niños; la crisis, por ejemplo, afecta a un niño, pero tampoco puedes abordarlo de forma intensa; igual que el maltrato, el racismo... Yo que trato a diario con los niños sé que no se están planteando eso continuamente; los problemas de un niño son el comer, pasárselo bien, jugar y poder salir para hacer sus cosas...

¿Se plantea ya cómo superarse el próximo año?

El que es letrista por naturaleza ya está pensando en la idea para el próximo año; es una enfermedad rara, un problema (se ríe).

Este año se estrena también como director de una murga adulta, Desbokados. ¿Va a hacer tan buen papel la murga adulta que Rebobinados?

(Se ríe). Desbokados, que sale por segundo año, es un proyecto nuevo y hemos trabajado para dar una imagen totalmente nueva, con pasacalle, despedida y vamos a hacerlo lo mejor posible; queremos buscar, pero siempre con humildad y muchas horas de trabajo para que las cosas salgan bien.

¿Una murga adulta puede cantar sus letras infantiles?

Mi letras son infantiles y están hechas para que las canten los niños, por lo que no las podría interpretar una murga adulta salvo que se hicieran algunas adaptaciones. Hay murgas infantiles que hacen letras que podrían cantar murgas adultas. Cada modalidad tendría que tener sus letras adaptadas a su edad.

¿Comparte que se puntúe en las murgas infantiles más la crítica (3 puntos) que el humor (2)?

Equipararía la puntuación de la crítica y el humor; esa es la esencia de la murga, la crítica y el humor. La murga no puede prescindir de la crítica, el humor o la ironía. Siempre tiene que buscar el equilibrio; eso te lo marca el estilo del letrista.

Han ganado murgas que llevan pocos años en el Carnaval, caso de Rebobinados, Distraídos o Lenguas Largas. ¿Es una contradicción con cerrar el cupo?

Hay que plantearse la verdadera importancia que tienen las murgas infantiles no solo para componentes, sino también para letristas, porque algunos de los que escribimos en las murgas adultas comenzamos con los niños, como ocurre tanto con Airam Bazzocchi (Distraídos y Mamelones) y conmigo; y eso es importante, porque para un letrista joven es difícil abrirse paso en las murgas adultas, y las infantiles te abren puertas.

¿Qué estilo tiene Carlos Casanova, más Bambones, más Traviata, más Diablos..?

Como buen devorador de vídeos de murgas intento quedarme con lo mejor de cada letrista. Quienes escribimos ahora intentamos coger lo mejor de todos y evolucionar para hacer cosas buenas; eso es lo que queremos, otra cosa es que se consiga el objetivo.

¿El concurso de murgas infantiles vive un resurgir?

Sí, creo que hay mucha fuerza entre las murgas infantiles que están formadas por gente joven y que lleva poco tiempo, que viene con ideas nuevas; desde hace tres años creo que el concurso infantil está cogiendo más auge.

O sea, que sería partidario de abrir el cupo de participación...

No se puede negar la participación a ningún niño; como si tienes que partir la subvención para que entren más murgas infantiles. No se puede prohibir a nadie que participe en el Carnaval.

¿Es partidario de poner la final en las murgas infantiles?

Si lo que se pretende es que el acto sea multitudinario y que gane calidad en las letras de las murgas, soy partidario; pero hay murgas que suelen tener menos nivel que si en cuatro o cinco años no pasan a la final desaparecerían, porque los niños se les irían a otras murgas y se perdería toda la labor social que están haciendo muchos. Son murgas de barrio, niños que en vez de estar en la calle están en la murga y tienen una ilusión. Hay que ver la labor social que aglutina el Carnaval.

¿Es partidario de la final de murgas adultas en el estadio?

Soy partidario de la final en el recinto. La murga hay que verla a una cierta distancia para que te transmita, no somos un equipo de fútbol. De hecho, lo más significativo de un murguero es su cara, y a ver quién se queda con el gesto a más de 30 metros; y una pantalla no es lo mismo. Y te lo digo como murguero que fui de grada y, ahora, murguero de escenario. Me gusta ver la cara desde la silla.