La avenida Bravo Murillo es la oveja negra del Carnaval, desde el punto de vista económico. La que antes fuera sede de los casi desaparecidos quioscos de estudiantes, vuelve a ser en esta edición de la fiesta la menos atractiva para los empresarios.

Así se puso de manifiesto ayer en la subasta de puestos, en la que quedaron desiertos ocho de los diez que se ofertaban. Si nadie lo remedia el próximo martes, en la segunda jornada de la puja, en Bravo Murillo no habrá churrería, ni máquina de papas -tan demandada en otros sitios-, ni cervecería... Apenas habrá un carrito de perros calientes, cuyo propietario pagó ayer 1.375,81 euros por el puesto, y un quiosco de bebidas y refrescos (cócteles tropicales), por el que se abonó una cantidad de 1.115,31 euros.

Junto a Bravo Murillo parece poco atractiva también la remozada Alameda del Duque Santa Elena y la cercana calle La Marina, en la que apenas se adjudicaron ayer un puesto para un carrito de perros calientes por 729,321 euros, otro para una cervecería por 4.380,08 euros y uno más para un establecimiento de turrones, dulces y derivados, por 656,49 euros. Nada que ver con las reñidas pujas para hacerse con un hueco en las céntricas Valentín Sanz, Villalba Hervás, plaza San Francisco, plaza del Príncipe e, incluso, la plaza de España. Y es que cuando se trata de invertir, todo el mundo quiere hacerlo en un lugar seguro.