"Venga que vamos a empezar". Esta frase ha sustituido al pito con el que el maestro avisaba del comienzo de cada ensayo en la sede de la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, en la capitalina calle de La Noria, adonde acudió EL DÍA el pasado jueves, en una noche llena de ausencias.

Sin Enrique González, sin olor a barniz, sin su actual director, Ulises Noda, que se encontraba en el Concurso de Murgas Infantiles, y con casi ocho miembros menos, el ensayo comenzó casi de forma puntual a las 21:00 horas.

La justificación de la ausencia del director y la presentación de René, compañero de la murga, como batuta para esa noche fueron el saludo inicial, que se convirtió en un preámbulo a una severa llamada de atención para aquellos que se olvidaron, "otra vez más", de las letras de los temas en sus casas.

Sin más imprevistos, el ensayo comenzó con el famoso pasacalles de la murga, consiguiendo que hasta el rostro más cansado de los cuarenta integrantes de la murga, tras todo un día realizando sus quehaceres habituales, luciera como un semblante descansado.

Con ánimo de disfrutar, pero sobre todo de divertirse, tras el conocido tema, la murga comenzó a cantar su repertorio. Nueve composiciones cuyas letras, que no serán desveladas en estas líneas, no olvidan la esencia del padre de las murgas.

Y es que las canciones de la Ni Fú-Ni Fá, como es habitual, están cargadas de mordacidad y temas actuales, lo cual se verá en temas como "La isla de los famosos".

Y es que los protagonistas de las letras de la Fufa serán Coalición Canaria (CC) y su papel en Madrid, el caso Las Teresitas y los canariones, entre otros guiños a las cuestiones y personajes más relevantes de los últimos meses.

Pero la murga no solo es humor cargado de crítica en cada uno de sus temas, sino también diversión e irreverencia, y esto lo sabe bien la Ni Fú-Ni Fá.

Por eso, la histórica murga, fiel al espíritu de Enrique González, también incluye en su repertorio su tradicional adivinanza, que despertará más de una carcajada, pues habla de las "alegrías" del despertar y las apetencias matutinas.

Para finalizar el ensayo, la murga eligió el "Cubanito" aderezado de estrofas renovadas con temas de actualidad; hasta el punto de haber cambiado unas líneas "sobre la marcha" por una cuestión ocurrida ese mismo día.

Algunos interpretarán que un ensayo de la Ni Fú-Ni Fá, que no lucha por un premio, se puede convertir en una sesión de preparación de baja exigencia, y se equivocan. Quizás no se calcule hasta el último detalle de cada voz y sonido durante los ensayos, pero el mismo nivel de cada año se mantiene.

Y es que su responsabilidad es mayor que la de cualquier murga, reconocieron algunos de sus miembros. Pues, mientras el resto de las agrupaciones trabajan con la intención, además de divertirse, de alzarse con un galardón, la Fufa carga con la responsabilidad de inaugurar concursos, cabalgatas e incluso galas, y de demostrar que son la murga madre.

Cierto es que no ensayan tantas horas como el resto de los conjuntos, "una hora tres veces a la semana, y cuando los temas están definidos, de lunes a viernes, mientras que otras murgas lo hacen dos o tres horas". Pero al "fino oído" del que dirige no se escapa una letra olvidada o una mala melodía. Mención aparte merecen las llamadas de atención al final de cada sesión por cada fallo que se haya cometido.

No se es miembro de una murga para sufrir, sino para divertirse y hacer disfrutar al público, y esto se refleja en los rostros de la Ni Fú-Ni Fá, cuyos integrantes no reparan en escenificar cada estrofa de sus temas.

Y es que, con corbata, chándal o vaqueros, cinco veces a la semana acuden estos murgueros a su emblemática sede con orgullo de ser Ni Fú-Ni Fá.