Las mejores murgas de Canarias disputarán el 1 de marzo su particular derbi en la plaza de la Patrona de Candelaria, mientras los amantes del fútbol tienen una cita en el estadio de Gran Canaria, tal vez ese mismo sábado o el domingo -según la decisión que adopte la televisión-, en el encuentro que jugarán la Unión Deportiva Las Palmas y el CD Tenerife.

El calendario del Carnaval y el azar del sorteo de los partidos de fútbol a comienzo de la temporada deportiva parecen haberse confabulado para coincidir el 1 de marzo y calentar el pleito insular con dos asuntos clásicos: el Carnaval y el fútbol. Eso sí, las murgas "jugarán" en Tenerife, mientras que el fútbol se "capitaliza" en Las Palmas.

El concejal de Fiestas de Candelaria, Alfredo Arencibia, explicó en la tarde de ayer que la organización del encuentro no alterará el calendario, "ya que es una tradición que el Festival de Murgas de Canarias" se celebre el fin de semana después a la finalización del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. Variar la convocatoria supondría un trastorno, ya que las fechas están cerradas con los grupos, explicó Arencibia.

El edil del Ayuntamiento de Candelaria recordó que el sábado 1 de marzo la villa mariana volverá a reunir a las tres murgas ganadoras del concurso de Santa Cruz de Tenerife, así como a las tres mejores puntuadas en el certamen de Las Palmas, con independencia de quien sea la invitada, decisión que corresponde a la organización del encuentro.

El festival de murgas de Candelaria celebrará el sábado 1 de marzo su decimocuarta edición, tantos como años lleva al frente de la organización el socialista Alfredo Arencibia. Después de tres mandatos y medio, el principal promotor del encuentro podría presidir este año por última vez los preparativos del certamen si, finalmente, se confirma que no concurrirá a las elecciones municipales del próximo mes de mayo.

La villa de Candelaria debe a Alfredo Arencibia un encuentro que fue la envidia de los carnavales de Santa Cruz y Las Palmas, y que sólo la villa mariana logró hacer realidad: murgueros de las dos orillas sobre un mismo escenario.