La mayoría de las murgas del Carnaval tinerfeño cerraron el sábado y ayer su calendario de actuaciones de esta edición, al margen del Festival de Canarias que está previsto el próximo sábado en Telde o en intervenciones solidarias puntuales que se sucederán los siguientes fines de semana, a las puertas incluso de la misma Semana Santa, con algún acto incluso para recaudar fondos para operar a un perro, con el ánimo de prolongar una edición que en Santa Cruz acabó hace ya tres semanas.

El sábado, el Pancho Camurria, en la capital tinerfeña, acogió la primera edición del Pasacalle Solidario, que reunió a una veintena de murgas, infantiles y adultas; o la cita también murguera en Barranco Hondo (en Candelaria), sin olvidar el Festival 40 Aniversario de Los Virgueritos, en La Orotava. La oferta del sábado, en la víspera del I Festival de Murgas ganadoras de Tenerife, celebrada ayer en Los Cristianos, se completó en La Guancha. El municipio norteño acogió la tercera edición de la Fiesta Murguera de Tenerife, que en esta oportunidad reunió a La Traviata, Trapaseros, Bambones y Diablos Locos.

La iniciativa emprendida por los hermanos José Vicente, presidente del Casino, y el entusiasta, aficionado y comunicador Darío Hernández, con el apoyo inestimable e incondicional del murguero de Diablos José Alexis (en excedencia de la fila hace dos años) ha convertido a La Guancha en una cita única. Un ambiente selecto -tanto por calidad de la organización por el reducido número de invitados en las primeras horas de la Fiesta- ponen al descubierto la camaradería y respeto que distinguen al colectivo murguero, capaz de dejar en el olvido la rivalidad del escenario y formar una sola "murga" de casi medio centenar de invitados en torno a una guitarra. Desde el mediodía del sábado, tomando la Cafetería Dulcería Toño como punto de partida, arrancó una convivencia con y entre murgueros que llevó a la expedición por tres bodegas del municipio (Viñamonte, Viñátigo y Zanata), con la mismísima alcaldesa de la localidad al frente, Elena Luis -que se despide este año como gestora municipal-, en un recorrido que la organización aprovechó para alardear de los atractivos de la localidad.

Esta edición, la convivencia murguera disfrutó de la particular ruta del vino por las bodegas Viñamonte, un altar familiar a los caldos de la tierra; Viñátigo, un tubo volcánico entre barricas, o Zanata, un museo de la cultura vitivinícola en el corazón de La Guancha. Y antes de este último altar, visita a la parroquia del Dulce Nombre de Jesús, la iglesia del pueblo. Esta edición ya no está el padre Javier, un cura murguero o un murguero cura, apóstol de la Virgen del Buen Humor -estampitas que antes de ser destinado a El Hierro repartía y que los participantes echaron de menos el sábado-, pero la devoción popular se hizo presente a los pies de una cruz a la que muchos miembros de la expedición se rindieron y pegaron su "post-it" con un deseo para 2016. No faltó algún bambón que pidió el primer premio de Interpretación. O alguna triquikona que se encomendó para que les falte el humor.

Ya en la casona-museo Zanata, junto al Casino, convivencia. Entre barricas, y más vino, con el juego de la guitarra. Un instrumento y muchos directores musicales. Y sin embargo, la mayoría se resistía a cogerla a sabiendas de que le tocaría amenizar la sobremesa. El más remiso, José Antonio González, singuango que este año puso en valor "con tino" a la murga madre, la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá. Más fácil fue arrancar los minutos musicales con Víctor Asensio, el director musical de Diablos Locos, si bien, Jose "Dinio", también trónico, lleva la música en el cuerpo. Y en la voz. Y alimentó el espectáculo con un coro de excepción, la representación de Triquikonas: Yurena Delgado, Naara Hernández, Carla de la Cruz, Vanesa... De lujo. Claro que cantar en presencia del "oscarizado" Jesús Agomar, nuevo director de la Banda de Música de La Guancha, tiene su "aquello". Aunque pocos sabían que estaba allí. Siempre humilde y cercano.

En un momento alguien vino a advertir que comenzaba la fiesta. La otra fiesta. La Fiesta Murguera. Eran las 9 de la noche y tocaba acudir al Casino, donde más de seiscientas personas disfrutaron con Manón Marichal, un excelente maestro de ceremonia que contagia y desprende humor; La Traviata, que cerró en La Guancha su Travicash y el Kiosco; el encuentro con "Rigoberto" en "El Belén" de Trapaseros... "¿Y qué fue de...?", nadie lo echó de menos con Bambones, en su oda a la evolución murguera, poniendo Diablos Locos el colofón, "40 años después de "Franco", con "De mujer a mujer".

¿Qué murga fue la mejor? Ganó La Guancha, un encuentro que, a diferencia de otros, no se agota sino va a más.