Aunque solo tiene 28 años, Moi Rodríguez puede presumir de llevar una vida en el Carnaval, pues con solo dos ya salía con su padre, Ramón Rodríguez "El Peca", de mascota en la adulta Guachipanduzy y también era componente de la murga infantil Guachi, para seguir más tarde en Pita-Pitos, Quinquiñecos, la murga mixta L@s Mism@s de Siempre, la agrupación musical Salsabor y Diablos Locos. De Guachi infantil y L@s Mismos fue además miembro fundador. En los últimos años, combina su participación en la agrupación Salsabor con su faceta murguera en Diablos.

Enemigo del protagonismo, el año pasado se estrenó como diseñador, con Yurena Delgado "La Negra", presidenta de Salsabor, y consiguieron el primer premio de Presentación. Esta edición asume un reto similar en Diablos, con un diseño que presentó en verano a la directiva que preside Maxi Carvajal y que fue aceptado. Su título "Los hijos de Ra_Mon".

Tras el primer boceto a lápiz que realizó, contó con el apoyo de Lito Díaz, quien colaboró en mejorar el traje de prueba. Quedaba entonces realizar los 85 diseños para los componentes.

Desde verano, hasta la fecha, el equipo de trabajo formado por Moi Rodríguez y Tomi Carvajal ha contado con cientos de manos para recortar en las planchas de gomaeva los apliques que dan forma al tocado, la pechera o los detalles de la cobra, el águila o hasta las cholas... Casi 3o.000 piezas que los componentes -entre los que han jugado un papel fundamental los jóvenes "okaidis"- han realizado casi con la misma paciencia que los egipcios montaron piedra a piedra sus pirámides; en el caso del Carnaval trónico, el disfraz. Al final, hasta los componentes se llevaban el material a casa y acababan todas las familias trabajando en el disfraz.

Solo la pechera tiene 100 "lenguas de lentejuelas" de gomaeva, otras 80 en el gorro o 150 en el águila... Cada aplique ha sido pegado y bordado en un trabajo de... "egipcios" que desde que fue presentado la noche del pasado domingo en el teatro Guimerá ha despertado la admiración del público por su espectacularidad y laboriosidad. Diablos apuesta por un valor de una generación que pisa fuerte.