Ayelén Pierchurowicz Lutzardo fue elegida anoche reina infantil del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife entre las nueve aspirantes -once menos que en 2017- que protagonizaron la primera de las tres elecciones que se celebrarán en esta edición. El espectáculo, dirigido por Enrique Camacho, fue un festival coreográfico que tuvo dos soportales mágicos, la obertura y la clausura, gracias al magisterio de Alicia Rodríguez y a los seis presentadores infantiles. De resto, fue un acto sencillo donde se sucedieron grupos coreográficos y murgas infantiles que protagonizaron sendas actuaciones conjuntas que resultaron llamativas, más allá de que los niños de las formaciones críticas parecieran cantar como agrupaciones musicales juveniles o una decena de grupos de baile se diluyeran en un gran ballet que desbordó el escenario.

La nueva reina, Ayelén Pierchurowicz, lució la fantasía "Y en este jardín, yo soy la reina", una creación de Borja Abreu que contó con el patrocinio de la comparsa Los Joroperos. El diseño sorprendió por el esplendor, en forma de un marco gigante con flores, que trajo al recuerdo las flores hawaianas que vistió la comparsa Los Joroperos gracias a una fantasía de Santi Castro. Preciosa lució la "abeja reina" en medio de esta creación.

El propio Santi Castro firmó anoche un tercio de las nueve fantasías que desfilaron por el escenario, y logró colocar en la corte de honor dos de sus tres trajes. Eduardo Martín, ya acostumbrado a las mieles del éxito en la categoría infantil, se tuvo que contentar anoche con una segunda dama con una apuesta de similar presencia e impacto con la que cosechó el cetro en 2017. Mientras, Daniel Pages, creador que ambientó su traje en un sueño -más que una fantasía- de colores pasteles con mucho brillo, quedó relegado a la tercera posición, siendo una de las creaciones favoritas de la noche.

El espectáculo comenzó a las seis horas y se prolongó durante menos de 90 minutos. Según entraba el público al recinto ferial, unas hadas y personajes del mundo de la fantasía pululaban tanto sobre el escenario como ambientaban los pasillos. Hasta que comenzó la gala en sí.

Llegó entonces el primero de los dos momentos sobresalientes: Amaya Conde Perdomo, reina infantil saliente, y Amanda Sánchez, soberana de la cantera proclamada en 2014. También compartirán estas tareas Johalet Ramírez Oliva, componente de Triqui-Traquitos; Carlos Lemes Flores, de Sofocados; Amanda Conde, directora de Retorciditos, y Giovanni Cabrera González, de Lenguas Largas, se tornaron en maestros de ceremonias, aupados por el encanto de Alicia Rodríguez, que se encargó de "escribir" y mantener la atención de este cuento de Carnaval. Lo curioso, ella solo le daba el pie de romance para que los niños-presentadores fueran los protagonistas. Pero siempre estaba. Comenzaron con una canción que al final fue la banda sonora de la gala. Se reversionó el ritmo de Supercalifragidísticoespialidoso con la letra SuperSantaCruzFantastiCarnalidoso, que animaba a todos a disfrazarse.

Esa canción fue el arranque, y también el cierre del espectáculo. Primero, presentación del jurado y del grupo Odalys. Era el primero de varios grupos de baile, pues inmediatamente tomó el relevo el colegio Echeyde. Por momentos, parecía el formato ideal para potenciar el festival coreográfico del Carnaval, pero, para ser una gala de la reina infantil, el devenir de las actuación parecía pobre, sin un reclamo artístico potente. Eso sí, Enrique Camacho puede presumir de haber firmado anoche una gala ágil, que pasó como un suspiro -también es cierto que duró menos de una hora y media, con solo nueve aspirantes- y, lo que es mejor, con un sello exclusivo de "made in" Carnaval de Tenerife. Sin extras.

De nuevo, otro guiño al público -que no llenó el aforo- para aprenderse el SuperSantaCruzFantastiCarnalidoso. Menos original resultó la "ola" que invitaron a hacer los presentadores al público, para luego dar paso a la actuación de la murga infantil Rebobinados, ganadores del primero de Interpretación, que cuadraron una brillante intervención con sus "Superhéroes". Luego, actuación de la comparsa infantil Tropicana. Casi en un suspiro, Enrique Camacho había sorteado los tres pases de tres aspirantes cada uno. El jurado se había marchado a deliberar y... el espectáculo pasó de ser un festival coreográfico a ganar empaque de gala con la actuación del número conjunto de los grupos coreográficos, que desbordaron el escenario. Sensacional la puesta en escena de los pequeños, que denota el enorme trabajo del equipo artístico que lo hizo posible, más allá de que solo se identificara a los niños por sus disfraces. Llegados de diferentes grupos, integraron un solo ballet. El resultado, encantador.

No se quedaron atrás los murgueros infantiles en su actuación, que dejaron atrás las características de la modalidad a la que pertenecen para convertirse en artistas invitando al público a "vivir la mejor fantasía". Y de ahí, nuevo guiño a SuperSantaCruzFantastiCarnalidoso y veredicto. Una gala, un cuento de edición de bolsillo, sencilla y lucida.