El Carnaval 2019, que arranca esta noche, deparará el regreso de uno de los diseñadores más laureados y admirados: Juan Carlos Armas, después de siete años sin presentar candidatas. Es el único creador de fantasías que ha sido director artístico en Santa Cruz, responsabilidad que ocupó cuatro años. Luego estuvo vinculado durante dos años como concejal de Fiestas, entre otras áreas, en Candelaria, hasta que en 2018 dirigió la gala de Lanzarote. Ahora vuelve a presentar reina. Hace dos reflexiones: nunca imaginó entrar en política y ahora vive su retorno como un regalo. "Me lo estoy pasando pipa", confiesa en la entrevista que concede cerca de su taller de carnaval.

Vuelve de la mano de Alcampo, con la que consiguió una reina y varias damas. Para él, un privilegio por la confianza recibida: "Me anima a ponerme las pilas", dice sin perder su sonrisa.

Juan Carlos Armas (Santa Cruz de Tenerife, 1963) dio sus primeros pasos como murguero en los Paraguaritos, que salía en su barrio, Somosierra, pero sus preferencias por el baile y el arte lo llevaron a militar en comparsas, primero en Rumberos y más tarde en Brasileiros, además de recibir clases de baile clásico y contemporáneo. En su trayectoria como diseñador ha creado fantasías para todas las modalidades de la fiesta, siendo 1994 el año de su estreno como diseñador, cuando presentó su primer traje en Santa Cruz, con Loli Reyes, bajo el título de "Señores, faltaba yo".

A Juan Carlos Armas se le atribuye la incorporación de las plumas de pavo real en las fantasías y los efectos. Demuestra gran cultura de carnaval, al hacer un análisis por etapas en el mundo del diseño. Desde María Isabel Coello y Luis Dávila, que desarrollaron las primeras fantasías en el Carnaval y la confección de reinas, para dar el salto con la imaginación de Justo Gutiérrez. Elogia también el trabajo de José Julio Rodríguez y Juan Fajardo, que marcaron otra etapa con Leo Martínez, que "sigue fresco. Si no presenta es porque no quiere. Es el eterno joven". Otra etapa en el diseño de reinas viene marcada por Marcos Marrero y María Díaz, sinónimo del lujo en los trajes de reina, que elevan las fantasías a obras de arte, con piedras y bordados de calidad. A partir de ahí toman el testigo Santi Castro y el propio Juan Carlos Armas, para ya dar el salto a una nueva era marcada por Daniel Pagés, Jorge González Santana, Borja Abreu... y el propio Tin Quintero, que formó parte del equipo de Juan Carlos Armas y en el que tiene fe ciega, aunque ahora presente ya en solitario. "Sería injusto no recordar la labor de Miguel Ángel Castilla, ejemplo de entrega, o de Expedita Hernández, mujer diseñadora que se lo ha currado", destaca Juan Carlos Armas, que se presenta con un equipo totalmente nuevo, salvo el caso de María Medina, que se ha reenganchado. También parte desde cero hasta con su estructura y carro.

Juan Carlos Armas primero desembarcó en el Carnaval y luego en la moda, y precisa que son dos mundos totalmente diferentes. Admite que el Carnaval te permite tener un nombre para luego tener desarrollo en otras facetas artísticas, como director, coreógrafo, peluqueros, maquilladores... "El Carnaval es una plataforma que te permite promocionarte a nivel profesional", reconoce.

"Los diseñadores traen empresas y dejan dinero"

Juan Carlos Armas admite que es sinónimo de originalidad y calidad; no le gusta entregar mal acabado un encargo. De hecho, diez días antes presentará a Alcampo la fantasía para que vean el resultado del boceto que eligieron. Con un equipo formado con catorce personas -de ellas, cuatro entregadas a diario-, comenzó a trabajar a finales de octubre la fantasía. Siempre correcto y respetuoso, es partidario de que el jurado vote a cara descubierta y que tanto el público y los diseñadores conozcan la nota. De forma categórica señala que "los diseñadores somos los que aportamos dinero al Carnaval: no recibimos subvención y traemos firmas comerciales... y sin embargo no tenemos un local donde reunirnos". Vuelve con la ilusión del primer día.