En la primera fila de La Traviata, murga de El Toscal que celebra esta edición su 15 aniversario de participación en el Carnaval, ahí está Marcelino Méndez Ledesma (La Laguna, 1978), que se estrena en un grupo oficial de la fiesta chicharrera, si bien hasta la fecha solo había salido en la murga de su centro ocupacional Valle Colino.

El desembarco en la formación crítica de la calle de San Martín fue realidad gracias a Moisés Afonso, quien fuera destacado dirigente vecinal de La Verdellada, donde vive Marcelino con su familia, amante del Carnaval en la calle y a la que pertenece Jennifer, componente de la parranda de la comparsa Los Cariocas y que este año también cantará como solista en la gala de la reina.

Miembro del colectivo Down, Marcelino desafía cada mañana al despertador, hasta el punto de que sobre las seis y media de la mañana se levanta para prepararse e irse una hora después a su centro, para a la hora del almuerzo regresar a casa, descansar un poco y, a las nueve de la noche, poner rumbo al local de San Martín, para ensayar el repertorio. Al frente del grupo crítico, Juani Febles, a quien Marcelino llama "El Jefe", porque es el director musical y el que ha asumido el montaje. Noche tras noche, Moisés pasa por casa de Marcelino y lo recoge y van juntos a la murga. "Y me invita a una hamburguesa. Es bueno", sentencia el nuevo componente de La Traviata, que como uno más se entrega a los preparativos del repertorio desde las nueve a las once de la noche. Y eso que vive una mañana intensa en su centro ocupacional, pues se dedica a cortar madera, hacer camas... "¡y una figura para mi hermana!", en la que está trabajando, mientras aprende cerrajería.

Cuando se le pregunta por su murga favorita, lo tiene claro, la propia Traviata, pero sorprende con el añadido que hace: "Este año, a por el primero". Y por si alguno tiene duda, dice: "Vas a ver que sí, yo voy a ayudar".

Marcelino está feliz con el grupo de amigos que se ha encontrado en El Toscal, y asegura que quiere seguir vinculado a la murga en los próximos años. El tema favorito de su repertorio lo tiene claro: "El pasacalle", asegura mientras levanta el dedo índice de la mano izquierda a punto de comenzar a cantarlo. "Son muy buenos" los componentes de la murga, insiste, mientras su hermana reconoce que a él le encanta un baile; de ahí su predilección por la "banda sonora" de La Traviata.

Marcelino es un murguero con moraleja. Solo su presencia y la alegría e ingenuidad con la que se entrega en el grupo de amigos invita a la reflexión en un mundo del Carnaval, especialmente marcado por los piques o los "titulares encriptados". Como si fuera la película "Campeones", ganadora en los Goya, Marcelino es la versión carnavalera.

Anoche, a las ocho y media, estuvo en la actuación de La Traviata en el Círculo de Amistad y luego, al local de San Martín, en el último viernes antes de la decisiva semana del concurso de murgas adultas, una presión que Marcelino limita a levantar el dedo y corear el "oe, oe, oe" del pasacalle. "El problema será cuando acabe el Carnaval", comienza con una sonrisa Moisés.