Comenzó tarde, a las 22:05 horas -la hora prevista-. En los últimos tres años la organización ha centrado sus esfuerzos para revitalizar el Entierro de la Sardina. Primero, colocó una carroza con los directores de las murgas que actuaron en la gala, luego incluyó a Pepe Benavente y Rafael Flores "El Morocho" en una carroza... y después de desfilar ayer al paso de funeral y evitar las carreras de hace dos ediciones. Y es que las viudas requieren su tiempo para desmayos y formar el cortejo de Carnaval: o sea, la carroza de la sardina detrás, y la comitiva delante, con espacio suficiente para desvanecimientos, entrar en complicidad con el público. Es el día de la mascarita de ayer, aunque hoy ya el antifaz pasó a mejor vida, pero la pamela y el tul logran el mismo efecto.

A las diez de la noche, en la calle San Juan Pablo II, paradoja del viario, no cabía una viuda más. El público no cabía en las aceras y se hizo comitiva. La única preocupación era la seguridad. El gerente de Fiestas se agarró a la ventanilla del acompañante de la grúa que tiraba de la sardina, como si controlara así el volante, y se lo tomó con calma. Dio tiempo para los desmayos, bromas cómplices... Entre las novedades, delante de los Botones de la Casa del Miedo, este año se montó un CSI, cerca del antiguo Cine Rex, con un plástico trasparente con el perfile de la sardina marcado y las cintas de seguridad de la policía. Y hasta apareció de pronto parte de un féretro. Cada vez más viudas, mientras ya habían llegado a la parte de atrás las legionarias de Antonio Pérez "El abogado" de Guachi, que hasta regalaron camisetas led, al más puro estilo Zeta-Zetas, a su batucada.

Al estilo del gerente de Fiestas, Juanjo Gaztañazatorre, 47 años -IGIC incluido, como dice- viniendo desde Durango. "Aquí hay más gente que nunca", comentaba este vasco con orgullo chicharrero. Juanjo pertenece a la Cofradía del Chicharro, de la Fufa, que portaba este año la primera sardina que no diseña la hija del maestro, Enrique González, encargo realizado a Toño de León. Apostados en la carroza de la Sardina, esperado que se agotaran los desmayos, las últimas incorporaciones de la Cofradía, como Jose El Grano o Carlitos Laserna, y entre las viudas, José Víctor (Yuppies), y en las aceras, Adonay Hormiga (Bambones) o el director de Mamelucos vestidos de calle. El entierro perfecto: los primeros espadas de los grupos de público, y el público de los concursos, en la calle, en el cortejo. El entierro resucitó anoche en Santa Cruz. A la hora del cierre no se había procedido a la quema de la Sardina.

En Los Realejos, aplazaron su entierro al domingo, mientras La Orotava quemó su Crispín y el Puerto, su sardina, que expuso en el mercado por primera vez.