En pocos días las guaguas de Madrid, Barcelona y Valencia, como ya lo han hecho en Londres, llevarán la leyenda: "Probablemente, Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida". Este tipo de mensajes que antiguamente se escribían con sangre hoy circulan tranquilamente por las ciudades sin que a nadie se le hinchen las venas. En estos tiempos en los que nos tienen acojonados con que seamos temerosos, de Dios, del euríbor o del colesterol, casi hasta resulta refrescante el lema publicitario de los ateos.

En Palestina, desde luego, Dios -o Alá- no existe, o se ha ido a comprar tabaco. Y lo nuestro es también de hacérnoslo mirar. La posición de Europa sobre Gaza y los palestinos, además de estéril e impotente, es vomitiva. Primero se consiente en todo con Estados Unidos e Israel, y deja armar a la policía militar más poderosa del mundo -el ejército israelí- para pedir después el alto el fuego -con la boca pequeña-, mientras se equipara sin rubor el genocidio de Israel con el llamado terrorismo palestino.

Y los más atrevidos hablan de la ley del talión. Ojalá aplicara siempre Israel la ley del talión en sus actos. Este "ojo por ojo, diente por diente" que recogía el Código de Hammurabi de hace ya casi cuarenta siglos y que se recupera en no pocos apartados del Antiguo Testamento no es una vía libre a la venganza, como muchas veces tendemos a pensar en nuestra sociedad moderna.

En su tiempo, esta ley tenía como objeto limitar la venganza, es decir, si alguien te rompía un diente o te dejaba ciego de un ojo no podías matarlo y quedarte con todos sus bienes, como al parecer debía ser habitual entonces, sino que esta ley limitaba la venganza "estrictamente" al daño producido, es decir, al agresor se le sacaba un ojo o un diente.

Resulta cuando menos triste que el pueblo de Israel, a través de sus gobernantes, lleve tantos años remontándose prácticamente a la edad de piedra y ni siquiera respete la ley del talión. Es vergonzoso que los cuatro judíos muertos que le achacan a Hamás ocupen un plato de la balanza mientras en el otro se apilan ya más de setecientos y la aguja siga señalando el centro. Más los que sigan cayendo. Muchos de menos de diez años.

Gaza es la población más poblada del mundo con más de 500 habitantes por kilómetro cuadrado. Israel sabe perfectamente que un ataque implicaría la muerte segura de cientos o miles de civiles.

Mujeres y adolescentes están deseando inscribirse para prestar un servicio militar de una sola jornada. Hay lista de espera en Palestina para seguir matando. Entienden que es de justicia. Nada que no fuera previsible. Deduzco que Israel busca la aniquilación.

Hace cerca de dos siglos, Balzac sentenciaba: "La única excusa de Dios es que no existe", reformulada por Woody Allen: "Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa". Yo también lo espero? o tendrán razón los ateos que pagan la publicidad de las guaguas.

Feliz domingo.

adebernar@yahoo.es