La crisis provocada por el corte de Gazprom sobre los suministros de gas natural a Ucrania está afectando a la Unión Europea no sólo en el ámbito de su abastecimiento energético, sino también en la configuración de la política exterior común.

Tras la caída del Muro de Berlín y la desintegración del bloque soviético, se produjo el tradicional fenómeno de balcanización de la Europa central y oriental, que no por familiar dejó de ser inquietante. Una docena de países quedaban ahora libres, exentos de una dirección superior, en una zona que se viene caracterizando durante siglos por enfrentamientos étnicos que suelen generar graves conflictos internacionales. Recordemos que el origen inmediato de la Primera Guerra Mundial estuvo en el estatuto del entonces protectorado de Bosnia-Herzegovina y el de la Segunda Guerra Mundial en la reivindicación alemana sobre la ciudad polaca de Dantzig.

Hacia mediados de los noventa, resultaba evidente que la Unión Europea no podía impedir por sí sola la apertura de una nueva crisis en la Europa central y oriental. La crisis yugoslava puso de manifiesto que los conflictos étnicos larvados volvían a reaparecer en cuanto desaparecían los factores de coerción externa.

La respuesta práctica de la Unión Europea fue la rápida admisión de una docena de países, diez de la Europa central y oriental y dos del área mediterránea, Malta y Chipre. La ampliación se detuvo, sin embargo, en las fronteras de aquellos países con mayor proximidad étnica y territorial a Rusia, es decir, Belarús y Ucrania, además de la República de Moldavia, esta última de mayoría rumana pero con una minoría rusa acantonada en Transnistria y vecina directa de Ucrania.

Mientras que en Belarús el régimen autoritario de Lukashenko ha seguido una línea pro moscovita, evitando enfrentamientos con el torso restante del antiguo imperio ruso, la independencia y la democratización de Ucrania abrió una amplia discusión en este país entre los partidarios de la incorporación a la Unión Europea, mayoritariamente situados en la parte occidental del país, y los que no quieren romper la relación con Rusia, situados principalmente en la mitad oriental.

La recuperación, bajo Putin, del poderío económico y militar y del prestigio internacional de Rusia ha dado alas a un nuevo expansionismo ruso que se manifiesta en incidentes como el bloqueo de las comunicaciones electrónicas de Estonia o las operaciones militares en Georgia en apoyo de la secesión de las regiones de Abjazia y Osetia del Sur.

Con la falta de sutileza que suele caracterizar a la diplomacia rusa, Moscú ha recurrido al arma energética para ejercer presión sobre Ucrania, exigiendo un aumento brutal de las tarifas por el gas natural en términos que este país no puede pagar. Ucrania se apropia, al parecer, de parte de los suministros destinados a países de la Unión Europea que transita por su territorio y Moscú amenaza con cerrar el grifo para todos si no se corrige esta situación.

Algunos países de la Unión Europea están ya sufriendo el corte de los suministros rusos. Oleoductos alternativos hacia el norte y hacia el sur garantizarán en el futuro el suministro de gas ruso o del Asia central sin pasar por Ucrania. Por el momento, sin embargo, los europeos, en pleno invierno, pueden sufrir recortes importantes de sus recursos energéticos si no se llega a un arreglo. Mirando al futuro, aunque Europa se pueda suministrar eventualmente de forma directa desde Rusia o el Asia central, el tema político central del estatuto de Ucrania, entre la Unión Europea y Rusia, seguirá estando ahí y su solución no es fácil ni políticamente ni diplomáticamente. Por el momento, la Unión Europea no puede aplicar la medicina de la rápida admisión de este país, tanto por la extensión y los problemas económicos de Ucrania como por las dificultades políticas que resultarían de una medida de este tipo con respecto a una entidad política que Rusia considera todavía como una extensión de su territorio y en la que una buena parte de la población se sigue considerando rusa.

* Diputado al Parlamento

Europeo, PSOE