El nombramiento de Mayor Oreja comocabeza de lista para las elecciones europeas, y poco después el "fichaje" por la FAES y por su presidente, José Aznar, de María San Gil, han tenido, a estas alturas, toda clase de comentarios. No quisiera caer en subjetivismos, ni mucho menos en glosas interesadas. Se habrá podido decir, como escuché en una emisora, no como crítica, sino como cronicón o comentario, que los Reyes Mayos le trajeron a Rajoy un "juguete de carbón" (con lo de María San Gil) y que a Aznar le había caído la lotería con lo de María San Gil, a la que en su momento crítico ya la califiqué como la "Agustina de Aragón" del País Vasco.

Ha habido otras glosas, basadas en que Rosa Díez había acusado el "golpe" de la propuesta de Oreja para cabeza de lista, ya que podría haber sido -o no- el termómetro definitivo para Rajoy y para un PP, y acaso para España.

Nosotros, a partir de las elecciones de 2008, hemos venido haciendo una autocrítica de los partidos principales, PSOE y PP, que contendieron. Y de algunos que han venido, después, y que nada tenían que ver con los programas con que se presentaron a las elecciones: los socialistas engañarían al pueblo diciendo que no había crisis económica; el debate Solbes-Pizarro sirvió de pretexto para que los populares marginaran a Pizarro, presentado como estrella, cuando predijo lo que iba a venir con el terrorismo, no revocándose el "acuerdo" (?) del Congreso de los Diputados sobre la negociación con ETA. Y los populares se "noquearon" con el aparato socialista, después del viaje a México de Rajoy, que tuvo su fruto en el Congreso de Valencia.

Ahora bien, la explicación de todo esto lo da el sentido común de la gente, que es de grado superior a las encuestas: ante una crisis económica mundial y española inéditas, la oposición no ha sabido, o podido, o querido, plantarse con toda la rotundidad hasta el punto incluso de sugerir a las supremas instituciones, jefatura del Estado y a los agentes sociales una reunión o colaboración conjunta para acercar en medidas de verdadera solidaridad, de racionalidad y no de discrecionalidad. Y otro tanto con el "reparto" anticonstitucional en el procedimiento de fijar la financiación de las autonomías. No ya como tómbola marcada, sino como partida de mus previamente diseñada.

Y mientras tanto, con los Reyes Magos, buscadores de verdadera luz y verdad, la ministra de Defensa, sacándose de la manga, con voluntad recia, una modificación de Ordenanzas que había de aprobarse -digo yo- por Ley Orgánica. Y que acaso, aunque pudieran ser programáticas en el orden externo, o de uso de armas, eso se podía haber resuelto por una orden. Luego, hay algo más. Y si el jefe del Estado es el jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, según el art. 62 de la Constitución, algo tendrá que decir.

Pero con todo lo anterior, que es criterio y reflexión, pero no posición política, yo apelaría a la teoría de los vasos comunicantes: hay vacíos en el poder que tienden innatamente, por una u otra vía, a llenarse. Es el caso de Mayor Oreja, en cuanto a Rajoy; y el de María San Gil, respecto a Aznar y FAES. Y se quiere ser más pragmáticamente: de sabios es rectificar.

* Académico. Jurista