"Por el pleno empleo, motivos para creer". José Luis Rodríguez Zapatero. Marzo, 2008. Triste pero cierto.

Empieza el nuevo año y parece que a nuestro presidente del Gobierno poco le interesa lo que les está ocurriendo a los 3.128.963 parados que hay a día de hoy. La verdad es que la cifra, por sí sola, ya asusta bastante, pero lo que realmente produce escalofríos es cuando la comparamos con otros datos, sean estos del ámbito español o no.

Para colmo de males, el presupuesto destinado a las prestaciones ya se ha acabado (15.500 millones de euros) y la Seguridad Social se ha visto obligada a adelantar a cuenta las nóminas de los desempleados. En fin, mejor no seguir con más detalles.

Que cerremos 2008 con 3.128.963 parados es el resultado de un incremento de un millón de desempleados durante el ejercicio anterior. Nos vienen a la cabeza aquellas palabras de Zapatero cuando se refería a 2008 como el año del pleno empleo, motivo para creer. Nos hablaba por aquel entonces de un año de cambios así como de prosperidad.

Entendemos ahora (ya lo sospechábamos) que se estaba refiriendo a un cambio hacia lo peor y a una prosperidad relacionada con las listas de los peores momentos de la situación económica de nuestro país. Eso sí, prosperar hemos prosperado tanto que tenemos la inmensa suerte (la cual nos llena a todos de una profunda alegría) de estar a la cabeza europea en número de parados. Con el Gobierno de Zapatero hemos batido el récord en cifras de paro en un año.

Nunca se había registrado una cifra tan grande, y por ello pretende que la culpa la tenga el parón tan brusco que ha sufrido la economía en casi todo el mundo. No es momento ahora de echar culpas, pero está claro que si a una mala situación le siguen propuestas y medidas erróneas, pocos resultados positivos podemos conseguir.

Algunos países europeos ya llevan a cabo sus medidas de urgencia (unas con más acierto que otras) para que, por lo menos, la realidad de sus ciudadanos no empeore.

Mientras, en España, Zapatero continúa con su política de suavizar y enmascarar la cruda realidad. Sigue sin hacer caso a los consejos que le dan los que saben desde hace tiempo que se ha equivocado.

Se sigue equivocando y lo seguirá haciendo hasta que deje de gobernar en su país imaginario, porque lo que pretende para España no es lo que quieren los españoles y mucho menos ahora.

Sus equivocaciones han hecho que miles de personas sufran diariamente un drama que ya no es solamente personal. Cada día, esa realidad se va apoderando de otros sectores y el descontento social es cada vez mayor.

Se suponía que, durante el mes de diciembre, el empleo aumentaría por aquello de un mayor consumo en fechas de vacaciones. Nos confundimos al ser tan optimistas y, lo más curioso, es que la peor parte se la lleva el sector servicios. Insólito, pero cierto.

Menos mal que Zapatero anunció hace meses que había acabado con la lacra del paro, que envidia nos deben tener en el resto de Europa. También debemos de dar gracias a nuestro presidente que se siga preocupando por las familias españolas. Estos días nos ha confirmado que confiaba en que el número de parados empezará a disminuir a partir de marzo.

2009 empieza y la incertidumbre es cada vez mayor. Son muchos los diagnósticos ofrecidos, pero sin resultados a la vista. Las soluciones no se crean de la nada, y como el actual Gobierno ha demostrado ser incapaz de controlar lo que se veía venir, debe de entender que no bastaba con ganar unas elecciones para gobernar un país.

Recordando los titulares de los últimos días se nos ocurre que igual Zapatero entiende de temas medioambientales y ya conocía los últimos datos sobre el cambio climático y las repercusiones que éste tendrá sobre los alimentos de la mitad de la población. A lo mejor es que es tan previsor que quiere que los españoles seamos los primeros en estar preparados para cuando esto ocurra y así el impacto será siempre más llevadero. Visto de este modo, tiene su lógica y será que los malpensados y equivocados somos los demás. Igualmente, mientras Zapatero se preocupa por solucionar los problemas de todos, nosotros nos deleitamos con los atractivos del país de las maravillas. Desde luego, qué mal pensados podemos llegar a ser algunas veces.

* Senador por la isla de Tenerife, vicepresidente 2º del Cabildo

Insular y consejero del área de Sanidad y Relaciones con

la Universidad