En el mundo de la educación nunca faltan problemas. De entre todas las dificultades que el profesorado encuentra diariamente en la realización de su trabajo creemos que el más importante es el de la cantidad cada vez mayor de alumnos por clase. A esto se denomina "ratio", o proporción entre alumnado y profesores en el aula. Esta situación ha empeorado progresivamente, incluso antes de que se hablara de crisis. Aunque se esté respetando la legalidad vigente, como se insiste desde la Administración, nos sentimos incapaces de realizar bien nuestro trabajo en las actuales circunstancias. Solicitamos poder atender a los alumnos adecuadamente, más aún en un contexto en el que todos (Administración, familias, profesorado, alumnado) estamos involucrados en la búsqueda de una mejora real en la calidad de la educación.

La cuestión clave en relación con el ratio es la de la atención a la diversidad. En nuestras aulas los profesores nos encontramos con alumnos con distintos intereses, procedencias sociales y culturales, niveles académicos, actitudes y comportamientos. Comparten el aula alumnos que no tienen el mínimo interés con los muy interesados, alumnos de comportamiento normal y alumnos de conducta disruptiva (aquellos que rompen continuamente el desarrollo de las clases). Pueden ser compañeros de pupitre alumnos que se encuentran en el nivel académico que les corresponden con otros que han repetido en una o en varias ocasiones. Atender debidamente tal disparidad humana y académica, dentro del conjunto de las obligaciones profesionales de los profesores, se ha vuelto en la práctica una misión imposible. Además es este escenario en el que, con los mejores propósitos, los padres nos solicitan una atención individualizada para sus hijos; demanda muy difícil de atender teniendo en cuenta lo dicho.

Aunque las comparaciones siempre son odiosas, lo cierto es que también se puede aprender de ellas. La mirada a otros países y culturas para entender su éxito en educación nos debe trasladar a Finlandia, situada en el primer puesto según los informes PISA (análisis y evaluación de diversos sistemas educativos). Sus logros parten de una serie de circunstancias y medidas: se dedica más del 6% del PIB cuando en España sólo es un 4,5; los profesores gozan de todo el apoyo político así como de un enorme prestigio social; se asume que su trabajo es esencial para la convivencia, el funcionamiento y el futuro de los ciudadanos; existe una estrecha colaboración con las familias así como la localización y el seguimiento temprano de los problemas individuales. La actitud de los alumnos frente al estudio y la cultura es de aprecio y valoración siendo mínimos los comportamientos inapropiados. Y, por supuesto, la ratio es en Finlandia una media de diez alumnos inferior al caso de España, lo que creemos que explica la diferencia en los resultados.

Estamos recordando una vieja reivindicación que, lejos de estar en vías de solución, se hace ahora más necesaria que nunca. Aunque nunca ha existido tal cantidad de profesorado como en el presente, son muchas las circunstancias tanto académicas como sociales a tener en cuenta. A pie de aula el profesorado asiste impotente al empeoramiento progresivo tanto de sus condiciones laborales como de la formación y el aprendizaje de nuestros alumnos. Es urgente, por tanto, que se conozca la actual situación y que se empiece a aplicar la medida que consideramos más urgente: la reducción de la ratio.

El claustro de profesores del IES Rafael Arozarena