1.- ¿Qué sentirían los insensatos que calumnian, injurian y someten a José Manuel Soria a un juicio mediático intolerable, impropio de una democracia, si ellos tuvieran una hija en el colegio que sufriera diariamente las diatribas de las compañeras desalmadas que leyeran cada día las patrañas que ciertos medios publicaran de su padre? ¿Qué sienten los jueces que permiten estas filtraciones (sin actuar, al menos con la deseada eficacia, contra los filtradores)? ¿Qué satisfacción puede sentir la policía política del PSOE, que ya no persigue a los delincuentes, sino que hace proselitismo en las comisarías y contribuye con no poco entusiasmo a enrarecer la vida política en Canarias? ¿Por qué el Consejo General del Poder Judicial y la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil no abren, de oficio, una investigación para enterarse -y enterar a la sociedad- de quiénes están poniendo en la calle secretos del sumario y sometiendo a un delictivo proceso paralelo a personas honorables, como el propio Soria? ¿Qué respeto se le tiene a un líder de un partido político, sometido a este calvario? ¿Por qué el PP ha transigido pactar en Euskadi con gente como los socialistas, que promueven y aplauden estos terribles juicios paralelos que provocan a los protagonistas la más absoluta indefensión?

2.- El llamado "caso salmón", que a mí me huele a carne de archivo, ha derivado en dudas tan peregrinas, convenientemente filtradas a algunos medios, que giran en torno al dinero en efectivo que utiliza Soria para pagar en un hotel o para darse un viaje. Desde hace algún tiempo, a los socialistas, al sistema judicial, y cómo no a la policía socialista -que así hay que denominarla, para desgracia de este país-, les repelen los billetes de banco, como si su uso legítimo no fuera un derecho de los ciudadanos, que a este paso vamos a tener que pagar el café con un cheque nominativo. El caso es que -me aseguran- ciertas filtraciones llegan a algún medio por una vía vaginal ajena al proceso (y esto es ya de dominio público), aunque yo de momento, y en el legítimo derecho a ser críptico, mantenga en el anonimato a la vagina filtradora. Porque entre gargantas profundas, seminaristas arrepentidos y vaginas parlantes se está destruyendo Canarias.

3.- Este terrible himeneo calumnioso somete a determinados personajes -jamás a alguien del PSOE- a una atroz tortura mediática, en la que son cómplices confidenciales arruinados, periódicos que no levantan cabeza y otros medios más o menos hablados y escritos que están escribiendo páginas negras en la historia del periodismo en Canarias. Y lo peor es que cuando esto acabe, una vez crispada hasta el paroxismo la sociedad canaria, los exculpados, que serán casi todos, incluido el propio Soria, no tendrán capacidad de reacción para ir judicialmente contra los agresores mediáticos. Porque esta justicia igualmente negra que tenemos casi nunca da pábulo a las postreras quejas de los que se ven fuera de los procesos y quieren que se les restaure su fama y su honor. ¿Qué suerte de país y de sistema judicial son estos?