Mucho habían tardado ciertas voces ecologistas porque se le haya autorizado a una conocida productora norteamericana filmar en el Parque Nacional del Teide, concretamente en la zona de Montaña Rajada, una actualizada versión de "Furia de titanes". Dejemos por un momento si a Tenerife le vienen bien esos dos millones y medio de euros que según José Bermúdez, a la sazón vicepresidente del Cabildo y consejero insular de Turismo, se van a quedar en esta Isla por el simple hecho de que la Warner Bros haya decidido rodar en el Teide. Dejemos también la promoción turística que supone este acontecimiento, máxime en momentos de claro declive para el sector más importante de la economía insular. Dejemos todo eso, como digo, y centrémonos sólo en la ecología. ¿Va a quedar irremediablemente dañada la zona elegida una vez concluidos los trabajos de filmación? Si es así, y ya se habrán cuidado mucho los técnicos -tanto los locales como los venidos de fuera- de que no sea así, habría que impedirlo tajantemente. No es el caso; insisto en ello. Impacto visual temporal sí que se produce. ¿Pero a quién le importa? ¿A los turistas? No lo creo. Más bien lo contrario: más de uno y más de mil van a volver a su tierra contando alborozados que han visto como se realizaba parte de una película que dentro de unos meses constituirá un acontecimiento mundial. Interés linealmente extensible a los habitantes de la Isla, pues no todos los días se tiene la oportunidad de ver cómo se cocina una superproducción. Me temo que en los próximos días habrá que controlar los accesos para impedir las avalanchas de curiosos. Nadie, ni vernáculo ni foráneo, va a rasgarse las vestiduras por ver unos decorados de cartón piedra durante unos días junto a las coladas basálticas del lugar.

¿A quién disgusta, entonces, este montaje del séptimo arte? Evidentemente a los señores del no a todo. Del no también al cine. ¿Por qué vamos a filmar películas aquí si es posible hacerlo en otro lugar? ¿Por qué vamos a construir otro puerto en Tenerife, si los marroquíes están terminando uno bastante grande ahí enfrente? Un razonamiento como este sería extensible hasta donde se desee. Con el mismo planteamiento podría argumentar que no es necesario potenciar el turismo en Canarias, porque ya lo hacen otros países. ¿Absurdo? Seguro que para el periodista cochino -moral y físicamente hediondo- que anda por ahí, sí. Para él, y para muchos de su calaña, quien piensa de forma distinta es un subnormal al que corresponde ridiculizar de forma inmisericorde. El buen rollito sólo es para los progres.

Cuesta imaginar que si el remake de "Furia de titanes" se estuviese realizando en Las Palmas, alguien protestase por ello. Lo correrían a gorrazos. Aunque fuera un funcionario o profesor universitario, con los garbanzos convenientemente asegurados. Porque esa es otra. Aquí no se puede construir una carretera más cuando uno ya tiene una autopista a las puertas de su casa, ni poner una antena de telefonía móvil cuando ya dispone de cobertura en donde vive, ni autorizar una urbanización adicional cuando el ecologista en cuestión vive en un chalet con piscina; o por lo menos adosado. Por cierto, dos millones y medio de euros no es calderilla. ¿O sí?