UNA DE LAS COSAS que más me sorprenden es que ningún político de nuestro país, insisto: ninguno, haya criticado las medidas adoptadas por el Gobierno Berlusconi respecto a los inmigrantes. El Gobierno italiano está llevando a cabo una "cruzada" contra los inmigrantes con medidas claramente xenófobas que ¡afortunadamente¡ están siendo contestadas por algunos periódicos, pocos, y por algunos políticos. Pero ya digo que sorprende que en nuestro país ninguno de nuestros políticos haya encontrado, al menos hasta ahora, el momento de pronunciarse contra esas medidas, ni siquiera aprovechando la pre campaña, y desde hoy la campaña electoral, para las elecciones al Parlamento Europeo.

Tampoco la Unión Europea se da por enterada de las medidas de Berlusconi contra los inmigrantes. Y la realidad es que la esencia de esas medidas se puede resumir en que convierten a los inmigrantes ilegales en poco menos que delincuentes. La Unión Europea debe de abordar con sinceridad, sin demagogia y sin miedo el problema de la inmigración irregular, debe de adoptar medidas, pero esas medidas no pueden pasar por tratar como delincuentes a esos cientos o miles de seres humanos que llegan a las puertas de Europa en busca de una vida mejor.

Los países desarrollados continúan sin llevar a cabo políticas encaminadas a fomentar el desarrollo en los países del Tercer Mundo. En realidad Occidente lava su mala conciencia dando fondos a gobiernos en muchos casos corruptos y ese dinero jamás llega a la gente. Seguramente hay que modificar cómo se dan y sobre todo cómo se distribuyen esos fondos para el desarrollo, y la mejor manera no es que lleguen a las arcas de los gobiernos de turno (en muchos casos títeres en manos de quienes mueven los hilos económicos de Occidente), sino que se inviertan directamente en programas de educación, sanidad y creación de empleos directos.

Mientras Occidente no invierta con rigor en los países del Tercer Mundo habrá miles de personas que legítimamente quieran huir de la miseria y llegar al Primer Mundo en busca de una vida mejor. Y lo que resulta repugnante para cualquier demócrata es la idea de que se trate a los inmigrantes como si fueran delincuentes. No se trata de ser ingenuos y fomentar la inmigración ilegal, pero en ningún caso que la respuesta sean medidas xenófobas como las que está impulsando el Gobierno Berlusconi.

E insisto: ¿ningún político español va a ser capaz de decir nada? ¡Qué vergüenza!