NO ES LA PRIMERA vez que elogiamos la labor del Cabildo de Tenerife y de su actual presidente, Ricardo Melchior, porque sabemos que es un hombre de obras y de realidades. Obras que podrían verse acrecentadas si dispusiera de suficiente soberanía para administrar en la Isla lo que se recauda en la Isla, en vez de que se lo lleven los peninsulares a Madrid. La deuda histórica de la que ahora se habla apenas es una gota en un océano comparada con lo que se han llevado los "galeones" de Canarias -es decir, las oficinas de tributos-, que son miles y miles de millones de pesetas, incluso para construir vías férreas peninsulares. En definitiva, si Ricardo Melchior dispusiera de los fondos que la Metrópoli se lleva de Tenerife, no tendría que estar mendigando dinero para construir el tren del Norte, porque le sobraría con lo recaudado en la Isla. Le sobraría mucho más si dispusiera de las tasas de los aeropuertos, si es que las hay -y conviene que existan- cuando se haya superado esta crisis.

Con esa recaudación, insistimos, bastaría para financiar todas las obras de la Isla. Sin embargo, el españolismo adquirido por Ricardo Melchior a última hora lo ha fastidiado a él y a todo Tenerife. Podemos decir que el presidente del Cabildo de la principal isla del Archipiélago le ha dado la espalda a las ansias de libertad de su pueblo; un pueblo que aspira a ser libre, como todos los del mundo, porque la libertad es un don divino. ¿Por qué han de ser los canarios menos que los peninsulares?

En cualquier caso, nos parece muy bien que el Cabildo estudie la viabilidad de llevar el tren del Norte de Tenerife hasta la Isla Baja. Una idea que apoyan de forma unánime los municipios de esa zona, según informábamos ayer a nuestros lectores. Tan importante es para Tenerife el tren del Norte como el del Sur. Y aquí contrariamos la opinión del alcalde de Icod, que piensa que se debe construir un solo tren para toda la isla. Si nuestra isla fuese "gran", es decir, tuviese un antenombre de grandeza, podría hablarse del tren de Tenerife, como el ferrocarril de "gran" Canaria. No tenemos el título de "gran", pero sí la extensión de una gran isla. Por eso necesitamos dos trenes, uno para cada zona principal, Norte y Sur, de la misma forma que tenemos dos aeropuertos porque uno sólo no basta. La población de Tenerife, además de ser superior a la de Canaria -la tercera isla- está armoniosamente distribuida. Por este motivo, un tren sería muy rentable pues muchos pasajeros subirían y bajarían de él en cada parada. Situación distinta la de Las Palmas, pues ese ferrocarril que quieren construir los mundiales del mundo mundial llegaría vacío a Meloneras, ya que la mayor parte de la población de esa isla está concentrada bajo la permanente panza de burro de su capital.

También coincidimos con la conveniencia de una obra realizable, asimismo, con fondos propios si fuésemos soberanos para disponer de ellos: el túnel entre el Norte y el Sur propuesto por Isaac Valencia. Alguien ha dicho que es una locura. ¿Por qué?, nos preguntamos. ¿No fue una locura realizar la obra faraónica de circunvalación de Las Palmas, realizada por el ínclito Antonio Castro con dinero de todos los canarios?