"NO NECESITO que ninguna resolución judicial me aclare las ideas con respecto de lo que merece la pena y lo que no en la política, y lo que es aceptable y lo que no", ha dicho Juan Fernando López tras conocer que el Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha archivado la denuncia por el caso salmón. Choca un poco oír esto en boca de un ciudadano cualquiera, pero cuando quien lo afirma es un ex ministro de Justicia, no sólo choca; además, asombra. Y no ha sido esta su única perla sobre el asunto del salmón. López Aguilar considera que Soria es un "grotesco personaje", amén de afirmar su tristeza porque "Canarias esté en manos de personajes que han degradado la política hasta hacerla irreconocible". Se le olvidó decir que otros, empezando por él mismo, han degradado el lenguaje político hasta hacerlo ininteligible.

Pensaba que el Archipiélago está en manos de los políticos -buenos, malos o regulares- que han elegido los canarios. Parece que no. O, en el peor de los casos, parece que los ciudadanos de estas Islas son tan tontos que no saben distinguir entre la pureza inmaculada de Juan López y la corrupción total de todo quien no milite en el PSOE; e incluso de algunos de los que militan en el PSOE, pues el rastro de cadáveres políticos que ha dejado por el camino es un tanto largo. En definitiva, el mensaje es que unos son absolutamente buenos y los otros absolutamente perversos. Lo malo para el Terminator y su cuadrilla es que ni Soria ni Rivero han sido condenados por nada; de hecho, hasta hoy ni siquiera han sido procesados, a pesar de que López lleva años diciendo que Canarias es el paradigma de la corrupción planetaria.

Lo que entristece no es que el Archipiélago esté en manos de quien está, pues esas personas, conviene insistir, han sido elegidas democráticamente. Lo que realmente entristece es ver como una comunidad autónoma sucumbe día a día ante la crisis que la devora. La comunidad canaria y todo el país, porque aquí no se salva nadie. Acongoja que con todo lo mal que lo pueda estar haciendo Zapatero, el Gobierno central está todavía muy por encima de esa parte del PSOE canario que se agrupa en torno a López Aguilar. El PSOE de Santiago Pérez y otros resentidos; las eternas promesas que siempre se quedan a las puertas no porque los rivales pacten antes de las elecciones, como siempre dicen ellos, sino porque no conciben otra estrategia que el todo o la nada. Con lo cual al final siempre es la nada. Le sucedió a Pérez con la alcaldía de La Laguna, a López con la presidencia de Canarias y le sucederá a cualquiera que venga después de ellos y emplee los mismos métodos que ellos.

Urge una nueva forma de hacer política en estas Islas. Durante las contiendas electorales se dicen barbaridades con bastante impunidad. Ya estamos asistiendo a algunas de tales diatribas, y eso que se trata sólo de elecciones al Parlamento europeo. Parece que es el estilo. Concluida la campaña y finalizado el escrutinio, quedan cuatro años en los que a un gobierno se le debe permitir que desarrolle su programa, con todos los controles de la oposición que sea menester pero sin acusaciones perpetuas de corrupción que casi siempre se quedan en un sobreseimiento, si es que la Justicia llega a admitir a trámite las denuncias.