ES UNA TIRA, adosada al parque García Sanabria, de la arteria más señorial de Santa Cruz, que va desde el emblemático kiosco marquesina "Numancia" o desde la rotonda abarrotada de vegetación con púas, hasta los morros del mismísimo hotel Mencey. Un trocito llanito, verdito, rotito, que contiene la chispa envasada del carisma de esta noble ciudad.

Su característica fundamental son unas tinajas fenicias -por lo menos- de tamaño industrial, gordas como focas y sobre dos metros de altura, ya muy cascaditas las pobres, pero que aguantan como puntales embarazados el paso de los años. Total, pa''gestar dentro a unas muy escuchumizadas floritas trepadoras pa''bajo o colgantes desde arriba, como la nata de las fresas o el champán cuando rebosa el borde superado de la copa. Tanta tierra, capacidad, despliegue y posibilidades para una cosecha tan pírrica. ¡Es también el caso de la economía canaria!

Hay varias ramblas en Santa Cruz, aunque en su papel de reina se conoce como tal a la formada por varias calles o avenidas que van desde la entrada a Santa Cruz por la TF-1 hasta su confluencia con el puerto, en la avenida de Anaga. Es una arteria principal, muy bien conservada por los servicios de parque y jardines, por donde pasean las chicas guapas, caminan los abuelos, se exhiben controlados los perros y se desarrolla gran parte de la vida diaria de la urbe.

Grandes, espectaculares y frondosos laureles de indias junto a flamboyanes, jacarandás y palmeras, así como un despliegue continuo y no sé hasta que punto caro, de plantas de temporada.

Después de acometer un amplio lavado y planchado de secciones enteras de la Rambla de la Fraternidad, ¡qué bonito!, ahora mismo se están realizando reformas y estructuraciones en toda la zona del Viera y Clavijo, con su adaptación al viario estupendamente bien inventado por el barranco de Santos. Da gusto y, a pesar del retraso, lo que se está acabando será una chimenea importante para descongestionar el fuego uterino del centro capitalino.

En todas las islas hay cantidad de ramblas. Por nombrar, en ese norte está San Juan de la Rambla propiamente dicho, en su paraje de película con esas vistas increíbles al Puerto de la Cruz y sus arroces de "Las Aguas". Unas piscinas y unas caletas para mojarse el culito, que sirven de inspiración y base a multitud de cuadros en los que se reconoce divinamente el paraíso.

Entre La Laguna y Santa Cruz hay un montón de ramblas y pongo, por ejemplo, la que se prolonga por la avenida de Los Majuelos y que une los barrios de El Sobradillo, La Gallega? que llegará algún día a El Tablero y vete a saber por dónde acabará reventando.

El cachito concreto que utilizo para la metáfora de las tinajas sigue con el firme en plan terremoto y supongo que las tinajas son las culpables. En el futuro, les podría suceder lo mismo que a las estatuas de los guanches de Candelaria, a las que se sustituyó con éxito por esculturas más modernas, colocándose las antiguas en la avenida de Los Menceyes.

Quizás si intentan mantenerlas a lo bruto seguirán deteriorándose, y el día que se les ocurra mandar una pluma o una grúa a sacarlas las jeringan pa''toda la vida y se deshacen como azucarillos en el café. Habrá que vaciarlas, vacunarlas, reforzarlas y a la vez arreglar todo ese espacio de la Rambla.

Suponiendo siete u ocho superrecipientes o jarrones, nuestro sistema económico con todas las leyes y normativas que lo rodean, incluido el REF, tiene un basamento parecido al de la Rambla de las Tinajas. Obsoleto e inválido.

Hay que innovar en la búsqueda de un modelo más efectivo que pueda dar salida a los anhelos de progreso y esperanza de la población de las Islas. La gente que vive aquí merece una mayor participación en las riquezas propias. Una mayor capitalización, una mayor productividad, una mayor decisión y una clara responsabilidad directa en el futuro desarrollo.

Es un engaño y una mentira como una casa decir que no tenemos la suficiente preparación para abordar mayores retos industriales y de productividad; sólo es una excusa para despilfarrar la capacidad de las generaciones más preparadas en la historia de Canarias y partiendo por supuesto de que en capítulos concretos necesitaremos experiencia.

No podemos seguir asumiendo el mismo papel que la Rambla de las Tinajas.

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