EL ENEMIGO público político número uno de Tenerife se exhibe en pancartas y carteles en las calles de Santa Cruz. Se trata de un caballo de Troya canarión que ha perjudicado mucho a esta isla y a sus políticos. Una de sus víctimas es Miguel Zerolo -que no olviden los chicharreros ni los tinerfeños la playa de Las Teresitas, que este año, otro más, no podrán disfrutar-, aunque también han sufrido sus acometidas, dialécticas y algo más que dialécticas, cualquiera que no sea de su cuerda, incluso dentro de su propio partido. Tambien en esta Casa hemos sentido sus zarpazos en nuestra carne y en nuestra hacienda. No vamos a repetir ahora cuáles han sido las acciones del PSOE de López Aguilar contra nosotros porque lo hemos dicho muchas veces. Tan sólo nos limitaremos a señalar que los socialistas han hecho cuanto han podido, tanto desde el Parlamento como desde fuera de él, para perjudicarnos sin cuartel. Nos odian porque detestan la razón, la lógica, el patriotismo y la defensa del Archipiélago. Sin embargo, y pese a lo mal que se han portado con nosotros, les recomendamos que tengan cuidado porque esa actitud se puede volver muy pronto contra ellos mismos. Sotto voce el pueblo ya los maldice por la desgracia que han traído a España y a Canarias. A nuestro Archipiélago lo perjudican tanto directamente, como por su condición de colonia de una Metrópoli cuya decadencia ha acelerado el socialismo de Zapatero y de su lugarteniente en las Islas, Juan Fernando López Aguilar.

Esas felonías políticas deberían motivarlos a esconderse, a no mostrarse en público. Nada más lejos de la realidad: su desvergüenza política es tal, que no les importa colgar carteles de López Aguilar en las farolas de las vías más céntricas de esta capital. Carteles en los que se muestra simpático y atractivo, como la serpiente que hipnotiza a los ratoncitos antes de devorarlos. ¿Van los tinerfeños a comportarse como huidizos roedores? ¿Se van a dejar engatusar por quien tanto daño político les ha causado? ¿Van a darle los tinerfeños los votos al PSOE una vez más, para que este señor vaya a Europa y desde Europa siga beneficiando a su isla, que es la tercera? Porque hemos de tener muy en cuenta que López Aguilar se considera grande por ser grancanario. Es decir, el "gran" lo domina hasta el punto de condicionar todos y cada uno de sus actos. Si Tenerife le da sus votos, seguirá haciendo lo que hace.

El acto de votar es libre. No pretendemos condicionar la voluntad de ningún ciudadano a la hora de elegir, porque la libertad de las personas es también la libertad de los pueblos, y nosotros siempre hemos propugnado que Canarias sea un pueblo libre; una nación soberana; un país independiente. Tan sólo nos limitamos a aconsejar. Y, si alguien nos apura, ni siquiera a eso. Nos limitamos, simplemente, a expresar nuestro escepticismo porque mucho tendrán que cambiar las cosas para que mudemos nuestros criterios. Mientras las condiciones continúen siendo las mismas, mientras los dirigentes políticos canariones -de los cuales López Aguilar es un ejemplo cabal- se empeñen en imponer la hegemonía de la tercera isla sobre las demás, seguiremos diciendo que a los canariones, ni agua; con los canariones, ni a misa.

Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Que piensen los hombres y mujeres de Tenerife en quién van a depositar su confianza, porque ese a quien se la entreguen será el que los gobierne. ¿Cuántos políticos de Tenerife se han destacado por la defensa de esta Isla? Y si los de aquí no nos defienden, ¿lo hará alguien de Las Palmas? No nos equivoquemos o tendremos que seguir picando migajas como las palomas, aunque las palomas al menos son libres.