EN ESTAS FECHAS, como todos los años, vamos a dedicarle una columna a Fernando III el Santo, san Fernando. Rey de Castilla y León, nacido en Valparaíso (Zamora) en 1201 y muerto en Sevilla en 1252, su cuerpo incorrupto está enterrado en la capilla de los Reyes de la catedral sevillana. Fue hijo de Alfonso IX de León y de Berenguela de Castilla. Heredó el trono de Castilla al fallecer Enrique I en 1217, y el de León, en 1230, tras la muerte de su padre, uniendo definitivamente ambos reinos. La principal preocupación de su reinado fue la recuperación del territorio ocupado por los musulmanes. Conquistando más territorios que el rey de Aragón Jaime I, llamado El Conquistador, se apoderó de numerosas plazas de Andalucía como Córdoba (1236), Lorca y Mula (1244), Jaén (1246), Carmona (1247), Sevilla (1248), Arcos, Medina Sidonia, Sanlúcar, Jerez y Cádiz, sorprendiéndole la muerte cuando pensaba pasar al norte de África. Se celebra su día el 30 de mayo, también día de Canarias, y también debería celebrarse el día de la Universidad de La Laguna, llamada de San Fernando posiblemente desde 1744, y después de muchas vicisitudes hasta al menos 1913, en época de Alfonso XIII, que ordenó su reorganización definitiva. Ignoro y me gustaría saber desde qué fecha se suprimió tan ilustre patronazgo y comenzó a llamarse simplemente Universidad de La Laguna y la causa de la misma.

Es san Fernando igualmente santo patrón de los ingenieros militares, tanto del Arma de Ingenieros: Zapadores y Transmisiones, como de los Ingenieros Politécnicos del Ejército (rama de Construcción y Electricidad), descendientes directos de los antiguos ingenieros militares, único cuerpo de ingeniería organizado hasta el siglo XIX y que, por tanto, realizaron la mayoría de las obras públicas y construcciones, no sólo en España, por supuesto en Canarias, sino también muy especialmente en la América hispana. De acuerdo con el diccionario de Almirante, santo patrón es el santo bajo cuya advocación espiritual se pone un Cuerpo, Regimiento o Ejército. Existe una minuta en el Archivo Militar de Segovia, de la época de Carlos IV, que dice lo siguiente: "No teniendo aún señalado Patrón, el entonces único Regimiento de Ingenieros, el Real de Zapadores Minadores, como los demás del Ejército, se hace presente a V.E. a fin de que se designe el que sea de su mayor agrado?". La minuta posiblemente es de Antonio Samper, mariscal de campo, director de Ingenieros, dirigida con toda seguridad a Manuel Godoy, Príncipe de la Paz, Generalísimo de los Ejércitos, que como tal ejercía el mando superior y la Dirección Central del Cuerpo de Ingenieros Militares. Al margen de la minuta puede leerse la decisión del mismo: "San Fernando", y la fecha 16 de enero de 1804. En estos momentos ignoro cuánto tiempo más los ingenieros del Ejército van a tener tan insigne patronazgo, pues este Gobierno unificador y reformista que "disfrutamos" parece que está dispuesto a suprimir todos los patronazgos del Ejército de Tierra y dejar uno solo, como en el Ejército del Aire y en la Armada. De esta forma, posiblemente desaparecerán, junto a san Fernando, la Inmaculada Concepción, santa patrona de la Infantería, santa Bárbara, santa patrona de la Artillería, el Apóstol Santiago, santo patrón de la Caballería, santa Teresa, de Intendencia? Sólo quedará uno, ignoramos si uno de los citados u otro nuevo; se trata de ir suprimiendo tradiciones y valores, como el valor de la antigüedad en el Ejército, que siempre se había dicho: "la antigüedad es un grado", y que resolvió en muchas ocasiones situaciones dudosas.

Vamos a continuación a dar unas breves nociones sobre la iconografía de san Fernando en la escultura, según ponencia de la historiadora María del Recuerdo García O´Nelly en las IV Jornadas Nacionales de Historia Militar, Sevilla 1995, "Fernando III y su época", de la Cátedra General Castaños. En la iconografía de san Fernando, sus atributos (objetos reales o convencionales que sirven para hacer reconocer a un personaje, al estar relacionados con algún suceso o vivencia importante en la historia del representado) giran en torno a sus facetas como rey, militar y santo (su canonización fue en 1671). Como rey se pueden destacar tres atributos fundamentales: la corona, el cetro y la esfera. La corona es el símbolo de autoridad e insignia de distinción real, se ignora cómo sería la corona que usara san Fernando y se la ha representado de diversas formas. Las de la época estaban rematadas con florones, siguiendo los modelos franceses (ya entonces), pero la que se suele representar comúnmente es la Real española, de oro y pedrería, con ocho florones y ocho perlas intercaladas, cerrada por ocho diademas y rematada en una cruz sobre un globo. El cetro (vara de oro u otro material precioso, labrado con primor, que usan solamente emperadores y reyes como insignia de su dignidad y poder) es, por tanto, un símbolo de mando, revelando la condición de gobernante. El de san Fernando era de madera fina, de una vara de largo y con remates de marfil. La esfera o bola del mundo es la insignia máxima de poder y simboliza el dominio sobre el imperio. Cuando está rematada por una cruz, cosa que observamos en muchas representaciones del santo, indica el triunfo de la Cristiandad sobre el mundo.

Por último, como militar y conquistador, el atributo con el que se representa a san Fernando es la espada, símbolo de la guerra y de la justicia. Según las Partidas, la espada simbolizaría las cuatro virtudes principales que deberían poseer los caballeros cristianos: la cordura, representada en el puño; la mesura, simbolizada en el arriaz; la justicia, que representa la hoja, y la fortaleza en la manzana. La espada que se conserva en la Capilla Real de la catedral de Sevilla es la de san Fernando y es de las usadas en el siglo XIII. La cruceta tiene un vástago de abata roja, recubierta de plata dorada, con labor de lacería morisca. Los nimbos o halos de santidad, que en escultura se representa en forma de diadema, sólo podían ser colocados en las imágenes de santos reconocidos por la Iglesia, sin embargo hay excepciones como el caso de san Fernando, al ser considerado santo por el pueblo al instante de su muerte y permitidos por la Iglesia antes de su canonización.