La sociedad desarrollada ha traído consigo innumerables avances de todo tipo pero, como ocurre con todas las cosas, la modernidad ha llegado acompañada de efectos perversos. En este caso, los graves daños contra las propiedades que se producen en Canarias cada vez que tiene lugar un incendio de importantes dimensiones, como el que días atrás asoló 2.600 hectáreas en La Palma.

Los invitados al debate de El Día de esta semana, centrado en este fenómeno que se pone de moda cada verano, coincidieron en que el cambio de mentalidad agrícola por otra urbana en las zonas rurales ha llevado a sus habitantes a descuidar unas zonas que, cada vez que prende el fuego, se ven gravemente dañadas.

Algo que se podría evitar con una fórmula nada sencilla: volver a cultivar terrenos que se han quedado baldíos, mantener limpias las zonas adyacentes a las casas rurales y eliminar especies como pinos y palmeras junto a núcleos poblados, ya que actúan como auténticas bombas de relojería en caso de incendios.

Evitar que estos se produzcan es algo más complicado. Sus principales agentes son los pirómanos, a los que sería necesario tener bajo control. El resto de factores, como la fuerza del viento o la humedad del aire y el crecimiento de la masa vegetal durante el invierno no están en manos del hombre. De hecho, todos ellos coincidieron en que el incendio de La Palma quedó controlado no gracias a los medios de extinción, sino porque amainó el fuerte viento que azotó los municipios afectados.

El principal defensor de la tesis del cambio de mentalidad rural por otra de carácter urbano fue el consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, Wladimiro Rodríguez Brito, quien destacó que, hasta hace una década, "los riesgos eran puramente forestales. Ahora el riesgo de los incendios se produce en los daños a las zonas pobladas", explicó.

A su juicio, "la población rural no asume que labrar la tierra y limpiar los entornos es fundamental" y puso como ejemplo de cómo el fuego alcanzó zonas pobladas que hubo que desalojar en Masca o en Tamaimo (Santiago del Teide), "donde el fuego llegó a las casas aunque no había masa forestal en los alrededores", sino que se habría extendido por la falta de cuidados de determinadas zonas. En este punto se encargó de recordar que la denominada Ley de Medidas Urgentes aprobada por el Parlamento obliga a los propietarios de terrenos en estas zonas a mantenerlos en buenas condiciones.

El consejero no se mostró optimista sobre lo que pueda ocurrir en Tenerife hasta octubre. Las elevadas temperaturas que está sufriendo la Isla, al igual que el resto de la Comunidad autónoma, sumadas a un invierno especialmente lluvioso y en el que la masa vegetal ha crecido enormemente se configuran como una fórmula que facilita la extensión del fuego en condiciones meteorológicas determinadas.

"Con cuarenta grados de temperatura, la humedad necesaria y viento fuerte, no hay medidas que puedan resistir el fuego ni nadie que se ponga delante de él", defendió Rodríguez Brito, quien dio a elegir entre "tener pinos y palmeras en algunas zonas o tener viviendas. Estas especies son auténticos lanzallamas. Tenemos que gestionar las medianías de otra manera", insistió.

Aseguró que con las condiciones meteorológicas actuales se producen en Tenerife "entre dos y tres conatos de incendios todos los días", la mayoría obra de pirómanos, a su juicio, que logran apagarse. "Pero cualquier día, con el viento, la humedad y la temperatura adecuada...", aseguró.

El capitán Juan Esteban Roda, capitán jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME) -creado en octubre de 2005 para intervenir de forma rápida en cualquier catástrofe en territorio nacional-, explicó que es imposible que "un dispositivo esté suficientemente dimensionado para lo que pueda ocurrir en un momento puntual", como puede ser un gran incendio. "Sería inviable económicamente", añadió para asegurar que "ni el mejor dispositivo puede atajar un incendio cuando se dan un conjunto de factores" que habían sido enumerados anteriormente por Rodríguez Brito.

El capitán explicó que en Canarias hay dos destacamentos de la UME de modo permanente con base en los aeropuertos de Los Rodeos y Gando (Gran Canaria) compuesto por 81 personas en cada isla y que, en el conjunto de España, la unidad la forman 4.000 efectivos.

Explicó que en el incendio de La Palma participaron los integrantes de la UME de Tenerife, a los que se añadió un relevo procedente de Sevilla para no utilizar a los militares estacionados en Gran Canaria por si hubiera sido necesario enviarlos a otro punto del Archipiélago, que se encontraba en alerta por incendios en ese momento.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Masca, afectados por el fuego en 2007, José Riquelme, coincidió en señalar el cambio de cultura como elemento fundamental para explicar los daños que provoca el fuego en las poblaciones. Reconoció que desde ese año "se han hecho grandes inversiones" en la zona, pero que no cambian las bases para que aquello no vuelva a ocurrir, como la creación de equipos permanentes de Protección Civil que puedan actuar en un primer momento y apoyar a las unidades de extinción que lleguen posteriormente o dar incentivos para que los jóvenes no abandonen las tareas agrícolas.

Conatos diarios en Tenerife

Como ex operario de brigadas contra incendios durante más de once años, hasta que su contrato no fue renovado el pasado mes de enero, Roberto Chico coincidió en que "la agricultura se ha abandonado por ofertas de trabajo mejores en otros lugares" e incidió en la falta de medios tecnológicos más allá de un mero cambio de cultura.

De esta forma, destacó que Canarias no cuenta con hidroaviones para actuar en estos casos. Por otro lado, puso el acento en la dificultad con la que se encuentran muchas víctimas del fuego a la hora de cobrar indemnizaciones en un territorio en el que, dijo, muchas veces no es fácil probar la propiedad sobre determinados terrenos porque ésta no se encuentra "legalizada".

Para el miembro de Alternativa Nacionalista Canaria (ANC) Santiago Hernández, "el abandono del campo es una realidad", pero rechazó la idea del consejero de Medio Ambiente de que en Tenerife los medios sean suficientes. "El apoyo aéreo es fundamental -dijo- y debemos solicitar al menos un hidroavión", coincidió con Roberto Chico para exigir a continuación al Cabildo y al Gobierno regional un plan que cree grupos dedicados a mantener los terrenos baldíos.

Hernández aseguró que en la mayoría de los casos, la corporación insular ha acudido a la subcontratación de empresas para las labores de vigilancia y limpieza de los montes, empresas que utilizan personal con contratos precarios e inexpertos. Al tiempo, defendió la necesidad de que esas medidas no se limiten al verano, sino que se realicen también en invierno.

Respecto a las palabras de Wladimiro Rodríguez Brito sobre el cambio de cultura, el militante de ANC recordó al consejero insular que su partido -Coalición Canaria- se encuentra desde hace años al frente tanto del Cabildo como del propio Ejecutivo autonómico sin que haya modificado el modelo económico para impulsar el sector primario y evitar el abandono del campo por parte de sus habitantes.

"Wladimiro -dijo- parece de la oposición, pero el caso es que el cambio de modelo que plantea no lo propone de puertas para adentro de su partido. Nadie va a ponerse de la noche a la mañana a sembrar las medianías si no se dan estímulos", agregó.

Acerca de una posible falta de medios materiales para hacer frente a los fuegos, Rodríguez Brito insistió en la idea de los conatos que a diario se producen en la Isla. "Y los apagamos -sentenció-, lo cual quiere decir que tenemos un buen sistema de control".

En cuanto a las críticas de Hernández, esgrimió tanto la citada Ley de Medidas Urgentes como políticas puestas en marcha por el Cabildo entre las que citó las tareas de limpieza de pinocha o el mantenimiento de los arcenes de las carreteras insulares.

Explicó, además, que "nuestra gente está muy bien formada. El 90% de los trabajadores repite de un año para el otro. La dotación de personal para mantenimiento es de las mejores desde los Pirineos hacia abajo, aunque todo en la vida es mejorable". En su opinión, "de fondo debe de haber un debate socioeconómico. O estamos en la UE y hay libre circulación de productos o no. Este modelo hay que reconducirlo".

José Riquelme propuso la creación de unidades permanentes de intervención en caso de incendio en los municipios. "Necesitamos personas que conozcan la zona, que sepan por dónde entrar, dónde están los estanques de agua...".

En este punto coincidió con el capitán de la UME. Juan Esteban Roda dijo que "somos unidades que no tenemos suficiente conocimiento del terreno. Para nosotros es fundamental que se agregue gente con la suficiente idea de la zona para saber por dónde plantear el ataque. Ese desconocimiento no sólo se da en la UME, sino en las unidades de los cabildos que acuden a incendios en otras islas. En el caso de La Palma fue fundamental el papel del personal" de la corporación insular, añadió.

Tanto Rodríguez Brito como Santiago Hernández coincidieron en el citado debate de fondo: si las papas de fuera son más baratas, la gente las compra y los agricultores abandonan el campo, dando lugar a la ecuación perfecta para un fuego que se presenta devastador.

Texto: L. CARRASCOSA Y N. MARTÍN Fotos: MARÍA PISACA