1.- Dice Cela que "los fotógrafos de prensa son el gremio peor vestido de España". Es verdad. Umbral crucifica a los cámaras de televisión "que van tan mendicantes y alpinistas como los otros". Hubo un tiempo en que los reporteros gráficos justificaban su vestimenta de cremalleras por la existencia de rollos y objetivos. Pero ahora, con las digitales, no hay rollos, pero las cremalleras subsisten. Quien yo creo que inventó las cámaras sin rollo fue el fotógrafo colaborador de EL DIA, Rafael Ramos, Ramitos, pero porque no tenía perras para comprarlos y retrataba a la gente sin carrete. Y archivaba las fotos en su memoria digital. Qué tipo Ramos, al que un toro corneó en la plaza de Santa Cruz, no porque se hubiera tirado al ruedo a lidiarlo, sino porque el astado invadió el callejón haciendo inútil la alocada carrera del reportero. Memorable fue la anécdota de Lucio Llamas, fotógrafo del "Diario de Avisos", querido amigo, que una noche aciaga alunizó contra un escaparate, porque se le fue el coche de las manos, y nada más salir del vehículo sacó su cámara y completó el reportaje de su propio infortunio.

2.- El pasado domingo, Jesús Adán, reportero de esta casa, publicó la foto bucólica más hermosa que yo había visto nunca: unas campesinas lavando su ropa, a la antigua usanza, en Roque Negro, un caserío de Anaga. Qué belleza y qué buen criterio el del redactor-jefe, que la metió en páginas de color. El domingo me convertí yo en el periodista que no tenía ganas de escribir. Pero he contraído obligaciones, así que me he puesto a hablar de los fotógrafos de prensa. Uno de los más famosos asistía en el estadio "Rodríguez López" a un robo arbitral descarado. El estadio se cubrió de pañuelos. Cuando llegó aquel hombre al periódico, le pedí la foto. No la había hecho. ¿Saben por qué?: pues porque él también había sacado el pañuelo, en medio de aquel delirio. Se olvidó, por unos instantes, de su profesión.

3.- Mi buena amiga María Pisaca, reportera de este diario, ha expuesto varias veces sus trabajos periodísticos, espléndidos. Con ella, una generación de excelentes profesionales que hacen más atractivos los medios escritos. Recuerdo cuando cubrí la erupción del Teneguía, en La Palma, con una vieja máquina Contaflex de Antonio Pallés Sala, fotógrafo de La Tarde, y rollos en blanco y negro. Y cuando el accidente de los "jumbos", "Los Ángeles Times" me compró, sin verlo, el rollo con las primeras fotos del accidente. Nunca supe si se publicaron o no, pero para Estados Unidos fueron y yo cobré por ellas. Las mejores gráficas de aquel suceso las tomó Fandiño, fotógrafo afincado en La Laguna. Fueron publicadas por "Interviú". Impresionantes. Ya ven: el gremio peor vestido de España es capaz de hacer mucha más atractiva la prensa escrita, con sus chalecos de mil innecesarias cremalleras y su presencia despeinada. El fotoperiodismo no es una pasarela. Y yo que no tenía ganas de escribir.