DESDE que, en el verano de 1973, trabajé como médico rural en Valle Gran Rey para sustituir al añorado Randolfo Chinea Trujillo, que así pudo salir de vacaciones de la isla, algo que llevaba años sin poder hacer dada la carencia de médicos que sustituyeran a los titulares, puesto que en aquella época del final de la dictadura, de muchos deberes y pocos derechos, un médico de un pueblo no podía ausentarse en vacaciones salvo que consiguiera alguien que le sustituyera, tanto me gustó y disfruté aquella experiencia que al verano siguiente la repetí. Trabajaba yo por entonces en el Hospital General y Clínico de Tenerife, realizando la especialidad de Cirugía General y Digestiva.

Tardé en llegar en mi coche escarabajo, subido por grúas al barco en el puerto de Los Cristianos. Unas cuatro horas, por aquellas pistas, muchas polvorientas, de Agulo, Hermigua y Vallehermoso. Valle Gran Rey entonces era paradisiaco, sigue siéndolo aunque con matices nuevos. Tanto me agradó que mis vacaciones habituales durante años las disfrutaba en Valle Gran Rey, y los amigos y amigas que hice entonces ahí siguen, fieles a la buena amistad, y los visito cada que vez que puedo.

La medicina, como no podía ser de otra manera, ha cambiado muchísimo, los recursos han mejorado, cada vez se han incorporado más profesionales médicos y de enfermería, las comunicaciones entre los pueblos son cada vez más fluidas y la tecnología se ha incorporado en todo lo básico. Por citar un ejemplo, el hospital dispone de escáner, habitaciones espaciosas, buenos quirófanos, ambulancias inmediatas, y cuando las necesidades del paciente no se pueden cubrir en la isla, bien es trasladado al hospital de La Candelaria en Tenerife, o incluso diferentes especialistas vienen a La Gomera puntualmente para evitarles el desplazamiento a Tenerife, motivo éste por el que me encuentro estas dos semanas trabajando como cirujano en el hospital de La Gomera, para que el cirujano titular pueda disfrutar de vacaciones fuera de la isla, una experiencia muy grata por la amabilidad que siempre dispensa el gomero.

Siempre La Gomera ha sufrido el déficit de especialistas, y de hecho se han realizado grandes esfuerzos económicos, primero por el Cabildo de La Gomera, y ahora por el Servicio Canario de Salud, para asumir el costo añadido de viajes, alojamiento y dietas que supone la presencia en La Gomera de especialistas que se trasladan con ese fin a la isla. El Hospital Insular es muy antiguo, pero resulta muy digno y la convivencia entre los trabajadores familiar y muy cordial. Dispone de 32 camas y 142 trabajadores, que están muy pendientes e ilusionados con el traslado al nuevo hospital construido en terrenos cedidos por el Cabildo al Servicio Canario de Salud.

Los recursos sanitarios de la isla, donde viven más de 22.000 ciudadanos, se completan con cinco zonas básicas de salud en San Sebastián, Mulagua, Vallehermoso, Valle Gran Rey y Alajeró, que a su vez disponen de consultorios periféricos.

* Jefe de Sección y profesor de Cirugía General y Digestiva en el hospital

de La Candelaria