LOS TAXISTAS están en pie de guerra en toda España. Es indudable que los problemas del taxi en Madrid son distintos a los que existen en Canarias y, concretamente, en Santa Cruz de Tenerife, donde, recientemente, hemos sufrido atascos de circulación provocados por caravanas de taxis que han tratado de bloquear la población entera, negándose, al mismo tiempo, a recoger pasajeros mientras en los vehículos aparecía el cartel de "ocupado" cuando el coche iba vacío. Estas movilizaciones han sido bastante molestas y perjudiciales para los usuarios, entre ellos un servidor, con problemas temporales de desplazamiento como he dejado constancia en esta columna. Los taxistas de Tenerife protestaban de esta forma por el anuncio de tendido de la línea 3 del tranvía, que, prácticamente, divide en dos el centro de la población, con la consiguiente congestión del tráfico. Aunque la fecha prevista del inicio de esa línea es para junio del año que viene, los taxistas protestaron desde ahora y, como siempre, los paganinis fuimos los usuarios.

Sin que una cosa tenga relación con otra, la semana pasada la televisión nos trajo imágenes de Madrid donde el conflicto de los taxistas ha sido mucho peor que el de Tenerife. Aquí, repito, la causa de la movilización era el temor por la extinción del sector ante la presencia del tranvía en nuevas rutas que se consideran una gran competencia. En Madrid, los taxistas creen que nuevas disposiciones del Gobierno que consideran nocivas para el sector restan trabajo e incluso amenazan con la desaparición total de la actividad. Además de tremendos atascos de circulación, los taxistas de Madrid retiraron sus vehículos del aeropuerto de Barajas, dejando incomunicado este fundamental dispositivo con el resto de la población y las demás direcciones. Ahora mismo no tengo claro las causas de esta protesta, pero, teniendo en cuenta las disparatadas decisiones del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, todo es creíble, y si falla la esmerada e impecable atención que siempre he observado en los taxistas de Madrid algo gordo debe de estar ocurriendo.

En este momento no tengo noticias de que el conflicto haya remitido y el problema es grave para la capital y para toda España, porque me figuro que los taxistas de las demás provincias tendrán las mismas causas para hacer patente su disconformidad si, realmente, las nuevas normas van contra sus intereses.

En Tenerife, ya dije, los problemas son diferentes. Lo de la protesta por la nueva vía tranviaria de Santa Cruz queda atrás mientras los taxistas acuden a una encuesta sobre la constitución de una Plataforma del Taxi, donde ni siquiera acuden a votar la totalidad de los profesionales (sólo el 40 por ciento de los 1.087 taxistas con licencia). No hay acuerdo y sí evidente desunión. Alegan que sobran taxis y que hay que retirar licencias. Un problema realmente complejo, sin esperanzas de pronta solución.