AUN A PESAR de todo, se acaba y llega un nuevo periodo en el calendario gregoriano. El año que finaliza será recogido en los seguimientos futuros por haber representado la confirmación aterradora de una crisis mundial no bien evaluada y claramente subestimada por algunos gobiernos en el año 2008, con retrocesos acusados de los PIB en la mayoría de los Estados occidentales y con un tremendo bocado en los tejidos productivos más deseosos de convertirse en avanzadillas de la confianza. El orden financiero, culpable del quebranto, ha impuesto en el día a día un cepo difícil de sortear. Los empresarios y los proyectos son ahora formas de vida en peligro de extinción y ya nadie apuesta demasiado a que la demanda cubra los gastos de nuevas aventuras. Se han perdido muchos patrimonios acumulados, se han perdido valores y se ha perdido una buena oportunidad de transmitir "futuro" a nuestros hijos.

Lo bueno es que quizás en esta tierra hemos podido saborear sin anestesias el amargo perjuicio de la dependencia económica y la carencia absoluta de motores. Tenemos sólo las migajas sobre un sector turístico que recoge los vaivenes planetarios y nos los traduce a modo de modelo de camarero. Lo bueno es que quizás hemos podido darnos cuenta de la necesidad de defendernos activa y rabiosamente en todos los foros posibles con la consecuencia política de no enviar más fardos al parlamento de un Estado que sigue considerándonos segunda o tercera división.

Un ejemplo es el tomate o el plátano. También las frutas y hortalizas. Si estamos en una Comunidad que nos coloca todo (abstrayéndonos del mercado inmobiliario, más del 80% de lo que se consume en Canarias es riqueza para otros territorios), normal sería que, siendo productos agrícolas deficitarios para la UE, en tomate y plátano se consumieran sobradamente los nuestros.

¿Qué clase de club es este? Lo tuyo no se toca, y al contrario, se incrementa, mientras que para lo mío me cuentas la necesidad de ofrecer a los Estados cercanos la posibilidad de combatir su pobreza para que no haya inmigración, con más cupos y rebajando aranceles de lo que era parte importante del sustento local. ¡Que fabriquen aviones en Marruecos!

Poco a poco, vamos perdiendo posibilidades de competir. Ahora con un nuevo tratado que, en el caso del tomate, aumentará el cupo de importación del país africano. Para la campaña 2009-2010, la cantidad teóricamente aceptada de 225.000 toneladas, según muchas asociaciones, fue superada ampliamente en detrimento siempre de la producción canaria; para 2010-2011, se ha establecido en 233.000 toneladas; para 2011-2012, podrán introducir 241.000 toneladas; para 2012-2013, 249.000 toneladas; y para 2013-2014, 257.000 toneladas, con lo que, sabiendo que se saltan estos límites, el camino es la destrucción del sector en las Islas.

Con el arancel del plátano ha estado sucediendo exactamente igual en los últimos años. Bruselas descabalga poco a poco las protecciones a lo que se supone es su propia producción concentrada en unos colgajos -por lo visto, para ellos- que ahora llaman RUP (Regiones Ultraperiféricas) con la oficina de información, gestión y apoyo situada en Las Palmas en un sonido corto que podría derivar hacia "ruphabitantes", entre los cuales los canarios seríamos mayoría. Se nos coloca en una especie de popurrí razonable con Azores y Madeira e irrazonable con los cuatro supuestos departamentos franceses de ultramar: Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica y La Reunión, la colectividad de ultramar francesa de San Martín y la de San Bartolomé.

Lo que se negocia en las Rondas de Doha, desde el punto de vista europeo, es liberalizar los sectores agrarios, siendo más flexibles, si cabe, en todo lo que es semitropical, como lo nuestro, para garantizar, a cambio, el amplio surtido de productos industriales y muy tecnológicos que Europa quiere cada vez más enchufar, copando mercado planetario.

Lo bueno es que los habitantes de este archipiélago, sobre todo en sus capas más jóvenes (21,04% de 15 a 29 años), se están dando cuenta de que con contratos basura y desolación económica a su alrededor no conseguirán nunca alcanzar las expectativas que tienen cualquieras otros europeos, y junto a los que vienen detrás (15,10% de niños de 0 a 14 años) no van a seguir permitiendo el silencio de una sociedad que en los últimos años ha aumentado en un 10% el número de personas situadas bajo el umbral de la pobreza.